Page 87 - ¿Y si quedamos como amigos?
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             Además,  al  margen  de  lo  que  yo  hubiera  hecho,  no  tenía  excusa  para  ponerse  a
          coquetear  con  otra  en  cuanto  yo  me  diera  la  vuelta.  En  realidad,  lo  que  más  me
          molestaba era que le hubiera tirado la onda al ligue de Levi. Yo, en su lugar, me habría
          alegrado de que Levi tuviera novia.

             —¿Tú entiendes algo? —le pregunté.
             Negó con la cabeza y siguió andando. Mala señal.
             Por lo visto, ambos tuvimos la misma idea. No llegamos a comentar hacia dónde nos
          dirigíamos,  sencillamente  fuimos  a  parar  al  parque  Riverside.  En  silencio,  nos

          encaminamos a los columpios y nos sentamos. Yo en el columpio del centro y Levi en
          el de mi izquierda. Así nos sentábamos siempre en séptimo, cuando íbamos al parque
          después de la escuela.
             Empecé a columpiarme.

             —He  estado  pensando  —anunció  Levi,  que  seguía  inmóvil  en  su  columpio—  que
          tienes razón. No deberíamos repetir lo de la cita doble.
             Le eché un vistazo y vi un amago de sonrisa en su cara.
             —¿Eso es un chiste?

             —Bueno,  o  eso  o  tendré  que  afrontar  que  ya  es  la  segunda  vez  que  me  ponen  el
          cuerno.
             —Estrictamente hablando, no te pusieron el cuerno.
             Tronó la lengua con impaciencia.

             —Ya, pero sólo porque tú lo impediste.
             —No sabemos lo que habría pasado —ni yo misma me creía mis palabras. Intenté
          quitarle tensión al asunto—. Y yo tendré que pasar de las fiestas si sé que alguna novia
          tuya estará presente. Y si hay puertas.

             —A quién se lo vas a decir.
             Se levantó y empezó a empujarme. Cerré los ojos y dejé que el columpio me llevara
          cada vez más arriba.
             Nos pasamos así cosa de una hora. Eché un vistazo al reloj.

             —O  nos  ponemos  en  marcha  o  llamamos  a  nuestros  papás  para  que  vengan  a
          buscarnos.
             Decidimos que sería mejor llamar a la mamá de  Levi.  Mi papá y el tío Adam se
          preocupan mucho por mí y no creía que se tomaran bien el hecho de que prácticamente

          me hubieran abandonado en una fiesta. Por suerte estaba con Levi y eso los haría sentir
          mejor.  En  cualquier  caso,  a  los  dos  les  caía  bien  Ian  y  se  disgustarían  cuando  se
          enteraran de que habíamos cortado.
             Cortado. No lo podía creer.

             Levi y yo nos sentamos en el borde de la banqueta a esperar a su mamá.
             —¿Va todo bien? —le pregunté.


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