Page 71 - libro de los detalles plasticos en el arte romanico.Fernando Ezquerra Lapreta
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En lugar de simbolizar junto a san Pedro connotado con las llaves al hombre-
                  santo  (Mateo,  el  recaudador  de  impuestos  elegido  de  forma  personal  por  Jesucristo

                  como uno de sus 12 discípulos privilegiados), representan al símbolo del evangelio que
                  escribió, es decir, el hombre-ángel. De esta manera, se está diciendo que la autoridad

                  de  san  Pedro  no  le  viene  del  hombre  Mateo  sino  del  evangelio  que  escribió  por
                  inspiración divina. No es el hombre Mateo el que dijo que sobre Pedro se edificaría la

                  Iglesia sino su evangelio que es Palabra de Dios. Junto al símbolo de san Mateo, se
                  colocó el símbolo de san Juan, el águila.
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                         Por eso, si miramos bien, se da otra correspondencia. Con la disposición de los
                  Cuatro Vivientes se crea un Tetramorfos pictórico que es todo un símbolo:


                  1. En la parte superior: hombre-ángel (Mateo); en la parte contraria: ternero (Lucas)
                  2. En la parte superior: águila (Juan); en la parte contraria: león (Marcos)




                         O dicho de otra manera, una estructura circular (Mateo, Lucas, Marcos y Juan)
                  que remite a la ordenación temporal del significado de los símbolos en relación con los

                  cuatro  acontecimientos  salvíficos  de  la  vida  de  Cristo:  Encarnación-Muerte-
                  Resurrección-Ascensión. No solo eso, esta disposición central de los cuatro Vivientes
                  permite dividir en dos grupos de seis a la representación de los doce discípulos.


                         Se trata, por lo tanto, de un buen programa iconográfico y una buena manera
                  de hacer compatible el trabajo del arquitecto con el pensamiento del exegeta bíblico,

                  quiero  decir,  el  redactor  teológico  que  programó  este  programa  de  imágenes  del
                  Baptisterio de Parma.

                         Un programa iconográfico que acabo teniendo una naturaleza plástica especial

                  pues  en  él  intervinieron  tanto  maestros escultores  como  maestros  pintores.  Y,  claro

                  está, tampoco debemos olvidarnos del trabajo del magister muri, del arquitecto. Pero,
                  por  encima  de  todos  estos  trabajos  de  naturaleza  manual  y  gremial,  los  diferentes
                  detalles plásticos de las colecciones de imágenes nos permiten intuir el pensamiento

                  del teólogo redactor de todo este magnífico conjunto iconográfico, un hombre (o grupo

                  de hombres) con una gran preparación intelectual. Como estamos señalando en esta
                  serie de entradas, es evidente que el conjunto de la iconografía románica no se ideó
                  como una sencilla Biblia pauperum. Detrás, hay muchas horas de estudio.
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