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grafistas. En  1967 diseñó la Sabon, magnífico tipo que demuestra su vasta cultura
                                                   tipográfica y su espíntu independiente. Estas consideraciones nos  llevan así a
                                                   reconocer que la  Bauhaus tuvo implicaciones para numerosas disciplinas, y soiJre
                                                   todo para el arte pict6rico, como muestran los manifiestos y  los numerosos escritos
                                                   teóricos de Mondrian, Klee y Kandinsky. Por regla general, los miembros de la
                                                   Bauhaus publicaron ll1ucho, como si  el acto de escribir hubiera tenido para ellos
                                                   una importancia capital, superior incluso a la de pintar. Por otro lado, no se debe
                                                   menospreciar la aportación de los artistas alemanes emigrados a  Es tado~ Unidos,
                                                   y en especial la inOucncia del profesor Josef Albers.  El  mínima/ cm y otros
                                                   movimientos pictóricos de la escuela americana salieron dir~ctamente de estas
                                                   enser)anzas, lo wal puede considerarse como un hecho positivo o  negativo, ::.egtm el
                                                   punto ele vista que se adopte,  pero de cualquie1  modo es nlgo inconrestable. Nuestro
                                                   c;entimiento está más tnitigado en lo que respecta a  Kandins"-y.  Universitario de
                                                   fot manón, éste nunca fue capaz de asumir verdaderamente t'I!Japel de teórico de la
                                                   abstracción que se habia astgnaclo a sí mismo. Sin un bagaje artístico realmente
                                                   sólido, preftrió perderse en digresiones seudofilo::.ólicas. Su aparato teórico
                                                   contribuyó en cierta 111é.ll\cra  a inducir a error y a descarriru  a su5 discípulo~. ni  dar
                                                   a entender que basta con realizar unos cuantos tratos coloreados con un tmpelu de
                                                   fervor '5111Cero  para trcar unc1  obm auténtica. Sin embargo, l<t  strnple e"pre!'!ión
                                                   obvi<~rncnte nu es suficiente. En  terminas absolutos, se podrfa decir qul"  tndo es
                                                   expre::.ion.


                                                   Análisis y respuesta de la  abstracción caligráfica

                                                   Este estudio constiluye un intento de refutar numerosas opiniones expresadas en l<1
                                                   actualidad, según  la~ cuales el arte no se puede enseñar, y refucrz;r nuestro punto de
            Gn•h~nlo ah~lr<tcio, 1:'11  t-1  t•,tilo de•  lo5 pinto)\ o'   viste~, quc consillera que ciertos elementos de esta disciplina unplican un procc~o
             ho i(u'  Una  mlr<llla av".1tl.1 puede• capt¡¡r ,11   uitláclico. La adqutSlCión de un conocimiento de base se mue:.lra insuficiente para
            u1stanll• la  llo.~rcidl."z  la pulm•lil y t•l  carárlt'r
            illliliríO>O de los lJ'ilZ<>~, ti  jW~ar ele la  ÍlllJJrl·~ÍÓI1   engendrar verdaderas obras. La  riqueza de tales cnsei'lanzas solo  podrá alcanzar su
            de fulgm y dt·  impct••c"id.HL         objetivo si  tiene en cuenta la  intuición y la sen~>ibi l idad del luturo artista plástico.
            DibuJO dt·  Luc<b  cuanJu 1l'n1a do!> años.  [~tt•   Ademñ::.. el dominio de estos  principio~ no debe suponer una prisión, sino que
            rjt!mplu nos ~orprendt· JM•r  l¡¡  frescura y la   puede, por el contrario, liberar de la incertidumb1 e y de las legítimas dudas.
            espolllóllll'id.ld tleltrMildu, quí:' revt'lil 1111  ntmc1
                                                   Los artistas, en lo5 que la  reflexión  ha quedado oculta  por la pulsión, a  veces han
            muy unl tc~río.
                                                   sido induridos a error al seguir consignas como ccel pintor no  necesita  reglas».
                                                   Además, el proceso creativo se desarrolla en tres etapas princip::~les: la creattvidad,
                                                   la  técnica material y la utilización de los elementos plásticos.  En  relación con este
                                                   último punto, la práctica a  menuJo se lleva a cabo con poco rigor.  El aumento de la
                                                   complejidad y del intelectualismo ha contribuido a enturbiar la sit11ación.
                                                   La intuición primaria, ignorando toda referencia, así como el abuso de teorías
                                                    reduccionistas, se vuelven contra sus defensores. El arte encuentra sus fuentes entre
                                                   el caos y la  matemática pura. Producir arte viene a ser, en resumidas cuentas, como
                                                   cultivar el campo de la  tradición de una manera nueva. Nuestra época, que en
                                                   ocasiones tiende a olvidar sus raíces, nos ofrece una sobreabundancia de obras cuyo
                                                   principal mérito está en su capacidad de sorprender, como si  lo inédito fuese
                                                    necesariamente una garantía ele autenticidad. La extrema multiplicación ele los
                                                    intermediarios mediáticos engendra un clima de sobrepujanza y un mercado
                                                    hiperdimensionado. Confrontado con la obra, el público debe resolver el dilema:
                                                    distinguir entre  la verdadera creación y aquélla que lo es menos, por encima de las
                                                    modas y de los gustos pasajeros. Un exceso de especulación viene a contradecir el
                                                    propósito esencial del arte. Ahora bien, estos errores, tan característicos de nuestro
                                                    tiempo, no deben alejarnos de la  investigación verdadera ni de la búsqueda de obras





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