Page 328 - Mediavilla-C-Caligrafia
P. 328
la granc.lilocuencia, lo artihcioso, el efecto fácil, el contexto teatr11l y gratuito, es clccit,
especificidades que están fuera del campo ele la obra pictórica El gran principio
sobre el que reposa la abstracción lírica, al menos según sus defensure::o, es que por
primera vez en la historia de las formas, el signo precede a su significado. Pero este
«postulado» reposa a todas luces sobre una tnutología. En efecto, ningun<l obra
realmente abstracta puede por esencia poseer un significado previo a su ejecución,
de lo contrario perdería de inmediato su condición de obra abstracta. El artista real
piensa en el efecto plástico, en la tensión, en la expresión, antes de pensar en un
eventual significado. Evocar e~te problema equivale a poner en duda la abstraccinn
mi:.ma y reconoct>r su desconocimiento. Por otra parte, se poc.lría hacer hincapié en
replicar CJlle la anterioridad Jel signo o del significado importJ poco. Aunque esta
cuestión reviste cierta importancia para la lingüística, es mucho menor en la obra
pictórica. Algunos «líricos• han llegado al extremo de hacer creer que se podía
pintar un lienzo en unos pocos minutos. Aunque este principio a veces se cumpla,
en la mayoría de los ca~os no se da, sobre todo cuando se aprl·henden las
dificultades y las exigencias inherentes a este tipo de pintura. Ahí radica la
ambigüedad, ya que en ocasiones la velocidad de ejecución proc.lucc una obra de
calidad, pero la fuerza ele t'sta proviene de la pertinencia de las formas y del pocJer
de la composición. La valiclez de la regla ele oro propugnada por los pintores
llamados • líricos~>, es decir, la espontaneidad inmediata, no e~ tan evidente, wbre
todo porque esta espontane1dad y este fulgor solo pueden desarrollar todo su valor
en manos de un artista con una actividad interior extremadamente rica. Dicho eJe
Killy Sanaticr, r I';Hitlol, 199J· COIIl¡JO~il' IÜil otro modo, el creador que se sirve de este registro deberfa enriquecer su gesto con PI
caligráfica ab~tracta. Aul<llll<otk pt•n y ti111il.
análisis de los elementos plásticos antes de mostrar su espontaneiJad. Si intentarnos
l·orrnato: 45 x 3'- c111.
hacer una comparación con una disciplina musical relativamente cercana como el
free jazz, hay que reconocer que si el pianista improvisa con excelencia, en ningún
momento premedita las notas, ya que se nutre de ellas. Ahora bien, los pintores
líricos están lejos de encajar en el mismo esquema. Cuando reivindican la poca
importancia que le dan a la composición, están diciendo la pura verdad: sus lienzos
inacabados, cargados de «falsos trazos», son efectivamente testigo ele su pobre
actividad interior. Contrariamente a una idea muy extendida, la espontaneidad
nunca puede eliminar la necesidad de un aprendizaje, y solo puede proceder de una
rica y profunda cultura del signo. ¿De dónde podrían sacar los líricos estas
enseñanzas caligráficas
y esla cultura? ¡De ninguna parte! No existe a día de hoy ninguna obra que yo
conozca que trate este Lema con rigor. Por su parte, la denominación arte informal,
suscita reservas similares. Fue utilizada por primera vez en 1951 por el crítico
Michel Tapié para la exposición «Significante de lo informal•, y esta expresión se
basa en una antinomia discutible. De hecho, si nos remitimos a la etimología,
«informal» significa que no tic11e forma. Ahora bien, parece paradójico constatar
que el arte puede tener muchas característi ca~. salvo la de no constar de forma, ya
que, por definición, constituye precisamente \(1 más alta expresión del lenguaje de
las formas. Además, cuando consideramos una obra •iniorrnalista~> de calidacl,
podemos observar que de hecho obedece a las mismas leyes plásticas que hemos
evocado en este capítulo. Sus formas parecen, efectivamente, ser de otra naturaleza,
pero desde luego no se puede negar su presencia. Incluso la pintura más modesta y
la m¡.1s mediocre se compone de formas. El término «informalh es un abuso singular
del lenguaje que no puede tener ningún significado, al menos si nos situamos en el
plano de la percepción. En definitiva, habría sido mucho más acertado llamar a este
movimiento •art bruL ~ o «arte espontáneo~.
La respuesta de la abstracción caligráfica es, por una parte, el análisis y el
304 or- LA CI\LIGKAfÍ" 1\ 1 11 1\~STRACC.IÓN