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79 . ...:.Los GRANDES HOMBRES

la B.or de la juventud, a su rey y a su cama-
rada.
Por dicha del monarca, entre los médicos
que le habían seguido desde Macedonia, se
encontraba uno, llamado Filipo, que le había
cuidado desde sus más tiernos aíios. Este fué
el único que se prest6 a asistirle y a preparar-
le, jugándose el todo por el todo, una ~edi-
cina de la que esperaba grandes resultados.
El rey, impaciente, le instaba a que ello se
hiciera lo más de prisa posible, pues~ anhe-
laba, sobre todas las cosas, poder entrar en
· combate. Mas Filipo le pedía tres días para
preparar la medicina.
Sucedió en esto que, pasados los tres días,
en el preciso instante en que Filipo concluía
de preparar la p6cima para dársela al monar-
ca, lleg6 hasta Alejandro un mensajero lle-
vando una carta de Parmenión, hombre en
quien Alejandro tenía puesta toda su confian.
za ; y el mensajero dijo al rey cómo era de
gran urgencia que la leyera inmediatamente.
La carta de Parmenión rogaba al monarca
que no se fiara de Filipo ni pusiera su salud
en tales manos, pues Darío había sobornado
al médico ofreciéndole mil ta.l~ntos y a su