Page 269 - El Retorno del Rey
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llevaremos a Rohan para que descanse entre su gente.
        Y Éomer respondió:
        —Desde el día en que apareciste ante mí en las lomas, como brotado de la
      hierba verde, te he amado, y ese amor no se extinguirá. Mas ahora es menester
      que  parta  por  algún  tiempo,  pues  también  en  mi  reino  hay  muchas  cosas  que
      sanear y ordenar. Y en cuanto al Caído, cuando todo esté preparado, volveremos
      por él; mientras tanto dejémosle reposar aquí.
        Y Eowyn le dijo a Faramir:
        —Ahora he de regresar a mi tierra, a contemplarla por última vez, y ayudar
      a mi hermano; pero cuando aquel a quien por largo tiempo amé como a un padre
      descanse al fin entre los suyos, volveré.
      Así fueron pasando los días de regocijo; y en el octavo día de mayo los Jinetes de
      Rohan se alistaron y partieron galopando por el camino del norte, y con ellos iban
      los hijos de Elrond. Apiñada a ambos lados de la carretera desde la Puerta de la
      Ciudad hasta los muros del Pelennor, la gente los aclamaba al pasar, rindiéndoles
      honores y alabanzas. Más tarde, todos los que habitaban lejos volvieron felices a
      sus hogares; pero en la ciudad había muchas manos dispuestas a construir y a
      reparar,  y  a  borrar  todas  las  cicatrices  y  rastros  de  la  guerra  y  todos  los
      recuerdos de la sombra.
        Los hobbits aún permanecían en Minas Tirith, y con ellos Legolas y Gimli,
      porque Aragorn no se resignaba a que la Comunidad se disolviera.
        —Todo esto tendrá que terminar alguna vez —dijo—, pero me gustaría que os
      quedarais un tiempo más; la culminación de todo cuanto hemos hecho juntos no
      ha llegado aún. El día que he esperado durante todos los años de mi madurez se
      aproxima, y cuando llegue quiero tener a todos mis amigos junto a mí.
        Pero nada más quiso decirles acerca de ese día.
        Los Compañeros del Anillo vivían en una casa hermosa junto con Gandalf, e
      iban y venían a su antojo por la ciudad. Y Frodo le dijo a Gandalf:
        —¿Sabes qué día es ése del que habla Aragorn? Porque aquí somos felices; y
      no deseo marcharme; pero pasan los días, y Bilbo está esperando; y mi hogar es
      la Comarca.
        —En cuanto a Bilbo —dijo Gandalf—, también él está esperando ese día, y
      sabe qué te retiene aquí. Y en cuanto al correr de los días, todavía estamos en
      mayo y aún falta para el solsticio de verano; y aunque todo parece distinto, como
      si hubiera transcurrido una edad del mundo, para los árboles y las hierbas no ha
      pasado un año desde que partisteis.
        —Pippin —dijo Frodo— ¿no decías que Gandalf estaba menos misterioso que
      antes?  Seguramente  estaría  fatigado  después  de  tanto  esfuerzo.  Ahora  se  está
      reponiendo.
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