Page 265 - El Retorno del Rey
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Pero  Ioreth  no  pudo  seguir  instruyendo  a  su  prima  del  campo,  porque  de
      pronto, a un solo toque de trompeta, hubo un silencio de muerte. Desde la Puerta
      se  adelantaron  entonces  Faramir  y  Húrin  de  las  Llaves,  y  sólo  ellos,  aunque
      cuatro hombres iban detrás luciendo el yelmo de cimera alta y la armadura de la
      ciudadela, y transportaban un gran cofre de lebethron negro con guarniciones de
      plata.
        Al encontrarse con Aragorn en el centro del círculo, Faramir se arrodilló ante
      él y dijo:
        —El último Senescal de Gondor solicita licencia para renunciar a su mandato.
      —Y  le  tendió  una  vara  blanca;  pero  Aragorn  tomó  la  vara  y  se  la  devolvió,
      diciendo:
        —Tu mandato no ha terminado, y tuyo será y de tus herederos mientras mi
      estirpe no se haya extinguido. ¡Cumple ahora tus obligaciones! Entonces Faramir
      se levantó y habló con voz clara:
        —¡Hombres de Gondor, escuchad ahora al Senescal del Reino! He aquí que
      alguien ha venido por fin a reivindicar derechos de realeza. Ved aquí a Aragorn
      hijo de Arathorn, jefe de los Dúnedain de Arnor, Capitán del Ejército del Oeste,
      portador de la Estrella del Norte, el que empuña la Espada que fue forjada de
      nuevo, aquel cuyas manos traen la curación, Piedra de Elfo, Elessar de la estirpe
      de Valandil, hijo de Isildur, hijo de Elendil de Númenor. ¿Lo queréis por Rey y
      deseáis que entre en la ciudad y habite entre vosotros?
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