Page 263 - El Retorno del Rey
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fin lo que ocurría en él. Y desapareció el invierno que la habitaba, y el sol brilló
en ella.
—Esta es Minas Anor, la Torre del Sol —dijo—, y ¡mirad! ¡La Sombra ha
desaparecido! ¡Ya nunca más volveré a ser una doncella guerrera, ni rivalizaré
con los grandes caballeros, ni gozaré tan sólo con cantos de matanza! Seré una
Curadora, y amaré todo cuanto crece, todo lo que no es árido. —Y miró de
nuevo a Faramir—. Ya no deseo ser una reina —dijo.
Entonces Faramir rió, feliz.
—Eso me parece bien —dijo—, porque yo no soy un rey. Y me casaré con
la Dama Blanca de Rohan, si ella consiente. Y si ella consiente, cruzaremos el río
y en días más venturosos viviremos en la bella Ithilien y cultivaremos un jardín.
Y en él todas las cosas crecerán con alegría, si la Dama Blanca consiente.
—¿Habré entonces de abandonar a mi propio pueblo, hombre de Gondor? —
dijo ella—. ¿Y querríais que vuestro orgulloso pueblo dijera de vos?: « ¡Allá va un
Señor que ha domado a una doncella guerrera del Norte! ¿No había acaso
ninguna mujer de la raza de los Númenor que pudiera elegir?»
—Lo querría, sí —dijo Faramir. Y la tomó en los brazos y la besó a la luz del
sol, y no le preocupó que estuvieran en lo alto de los muros y a la vista de
muchos. Y muchos los vieron por cierto, y vieron la luz que brillaba sobre ellos
cuando descendían de los muros tomados de la mano y se encaminaban a las
Casas de Curación.
Y Faramir dijo al Mayoral de las Casas:
—Aquí veis a la Dama Eowyn de Rohan, y ahora está curada. Y el Mayoral
dijo:
—Entonces la libro de mi custodia y le digo adiós, y ojalá nunca más sufra
heridas ni enfermedades. La confío a los cuidados del Senescal de la Ciudad,
hasta el regreso de su hermano.
Pero Eowyn dijo:
—Sin embargo, ahora que me han autorizado a partir, quisiera quedarme.
Porque de todas las moradas, ésta se ha convertido para mí en la más venturosa.
Y allí permaneció hasta el regreso del Rey Éomer.
Ya todo estaba pronto en la ciudad; y había un gran concurso de gente, pues la
noticia había llegado a todos los ámbitos del Reino de Gondor, desde el Min-
Rimmon hasta los Pinnath Gelin y las lejanas costas del mar; y todos aquellos
que pudieron hacerlo se apresuraron a encaminarse a la ciudad. Y la ciudad se
llenó una vez más de mujeres y de niños hermosos que volvían a sus hogares
cubiertos de flores, y de Dol Amroth acudieron los tocadores de arpa más
virtuosos de todo el país; y hubo tocadores de viola y de flauta y de cuernos de
plata; y cantores de voces claras venidos de los valles de Lebennin.