Page 359 - El Retorno del Rey
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el Río más allá de Emyn Muil. Él fue quien edificó los pilares de las Argonath a
la entrada de Nen Hithoel. Pero como tenía necesidad de contar con hombres y
deseaba fortalecer la frontera entre Gondor y los Hombres del Norte, tomó a
muchos de ellos a su servicio y concedió a algunos un alto rango en sus ejércitos.
Rómendacil dio muestras de favor especial a Vidugavia, que lo había
ayudado en la guerra. Se llamó a sí mismo Rey de Rhovanion, y era por cierto el
más poderoso de los príncipes del Norte, aunque su propio reino estaba entre el
Bosque Verde y el Río Celduin (El Río Rápido). En 1250 Rómendacil envió a su
hijo Valacar como embajador para que habitara un tiempo con Vidugavia y se
familiarizara con la lengua, maneras y política de los Hombres del Norte. Pero
Valacar excedió sobremanera los designios de su padre. Llegó a amar las tierras
septentrionales y a sus gentes, y se casó con Vidumavi, hija de Vidugavia.
Transcurrieron algunos años antes de que regresara. Fue este matrimonio lo que
desencadenó más tarde la guerra de la Lucha entre Parientes.
Porque los altos hombres de Gondor miraban ya con desconfianza a los
Hombres del Norte que había entre ellos; y era cosa inaudita hasta entonces que
el heredero de la corona o hijo alguno del Rey se casara con alguien de una raza
menor y extranjera. Había ya rebelión en las provincias del sur cuando el Rey
Valacar llegó a viejo. La reina había sido una bella y noble señora, pero de corta
vida de acuerdo con el hado de los Hombres menores, y los Dúnedain temían
que sus descendientes se le asemejaran, y malograran la majestad de los Reyes
de los Hombres. Además, no estaban dispuestos a aceptar como señor a un hijo
de ella, que aunque ahora se llamaba Eldacar, había nacido en un país extranjero
y se había llamado Vinitharya, nombre del pueblo de su madre.
Por tanto, cuando Eldacar sucedió a Valacar, hubo guerra en Gondor. Pero no
fue fácil despojar a Eldacar de su herencia. A la estirpe de Gondor, sumaba el
espíritu intrépido de los Hombres del Norte. Era apuesto y valiente, y no parecía
que envejeciese más prontamente que su padre. Cuando los confederados
conducidos por los descendientes de los reyes se levantaron contra él, los resistió
hasta que se le agotaron las fuerzas. Por último fue sitiado en Osgiliath, y allí
estuvo largo tiempo hasta que el hambre y las más grandes fuerzas de los
rebeldes lo hicieron salir, dejando la ciudad en llamas. En ese sitio e incendio la
Torre de la Bóveda de Osgiliath quedó destruida, y la palantír se perdió en las
aguas.
Pero Eldacar esquivó a sus enemigos, y fue al Norte, en busca de sus
parientes de Rhovanion. Allí muchos se le unieron, tanto de los Hombres del
Norte al servicio de Gondor, como de los Dúnedain de las partes septentrionales
del reino. Porque muchos de entre estos últimos habían aprendido a estimarlo, y
muchos más llegaron a odiar al usurpador. Era éste Castamir, nieto de
Calimehtar, hermano menor de Rómendacil II. No sólo era uno de los más
cercanos por la sangre a la corona; era también quien más secuaces tenía entre