Page 367 - El Retorno del Rey
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pronto estas palabras pasaron a ser un mero ritual a las que se hacía poco caso,
pues los Senescales ejercían todo el poder de los reyes. No obstante, muchos en
Gondor creían aún que un Rey volvería por cierto en algún tiempo futuro; y
algunos recordaban el antiguo linaje del Norte, que según se rumoreaba todavía
vivía en las sombras. Pero contra tales pensamientos, los Senescales Regentes
endurecían sus corazones.
No obstante, los Senescales nunca se sentaban en el antiguo trono; y no
llevaban corona, ni empuñaban ningún cetro. Sólo esgrimían un bastón de mando
de color blanco como insignia; y su estandarte era blanco y sin ninguna figura;
pero el estandarte real había sido negro, con un árbol blanco en flor bajo siete
estrellas.
Después de Mardil Voronwë, que fue reconocido como el primero de la línea, se
sucedieron veinticuatro Senescales Regentes de Gondor, hasta el tiempo de
Denethor II, el vigésimo sexto y último. Al principio estuvieron tranquilos, porque
aquellos eran los días de la Paz Vigilante, durante la cual Sauron se retiró ante el
poder del Concilio Blanco, y los Espectros del Anillo permanecieron ocultos en el
Valle de Morgul. Pero desde los tiempos de Denethor I, nunca volvió a haber
verdadera paz, y aun cuando no hubiera en Gondor una gran guerra, o una
guerra plenamente declarada, sus fronteras estaban bajo una amenaza constante.
En los últimos años de Denethor I, la raza de los uruks, orcos negros de gran
fuerza, salieron por primera vez de Mordor, y en 2475 atravesaron Ithilien y se
apoderaron de Osgiliath. Boromir, hijo de Denethor (de quien tomó nombre
Boromir de los Nueve Caminantes), los derrotó y recuperó Ithilien; pero Osgiliath
quedó en ruinas, y el gran puente de piedra fue destruido. Nadie vivió allí desde
entonces. Boromir fue un gran capitán, y aun el Rey Brujo le temía. Era noble y
hermoso de rostro, hombre fuerte de cuerpo y de voluntad, pero recibió una
herida de Morgul en esa guerra; con el tiempo el cuerpo se le encogió de dolor y
murió doce años después que su padre.
Después de Boromir empezó el largo gobierno de Cirion. Era cauteloso y
precavido, pero el brazo de Gondor se había acortado, y poco más pudo hacer
que defender las fronteras, mientras que sus enemigos (o el poder que los movía)
preparaban contra él ataques imprevisibles. Los Corsarios asolaban las costas,
pero era en el norte donde el mayor peligro lo acechaba. En las amplias tierras
de Rhovanion, entre el Bosque Negro y el Río Rápido, habitaba ahora un pueblo
feroz, a la sombra de Dol Guldur. A menudo hacían incursiones a través del
bosque hasta que el valle de Anduin, al sur del Gladio, quedó casi desierto. El
número de estos Balchoth crecía de continuo con otros de especie semejante que
venían del este, mientras que el pueblo de Calenardhon había declinado. A Cirion
le fue muy duro defender la línea del Anduin.