Page 124 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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instante apareció un dragón macabro retorciéndose, un monstruo espantoso, en parte
serpiente, en parte cocodrilo y en parte cerdo. De su boca y sus narices salían llamas y
unos sonidos horrorosos resonaban por las cámaras abovedadas. De pronto, Hermes
golpeó al reptil, que avanzaba con su vara con las serpientes enroscadas y, dando un
gruñido, el dragón cayó de lado, mientras las llamas se fueron extinguiendo
lentamente. Hermes puso el pie sobre el cráneo del Tifón vencido. Un instante después
y, con una llamarada de un esplendor insoportable que hizo retroceder al neófito
tambaleándose hasta un pilar, el Hermes inmortal, seguido por serpentinas de niebla
verdosa, atravesó la cámara y se perdió en la nada.
Hipótesis sobre la identidad de Hermes
Jámblico aseguraba que Hermes era el autor de veinte mil libros y Manetón elevó la
cifra a más de treinta y seis mil [29] . Resulta evidente que, ni siquiera gozando de
alguna prerrogativa divina, ningún individuo habría podido cumplir una labor tan
monumental en solitario. Entre las artes y las ciencias que según dicen, Hermes reveló
a la humanidad figuran la medicina, la química, el derecho, el arte, la astrología, la
música, la retórica, la magia, la filosofía, la geografía, la matemática (sobre todo la
geometría), la anatomía y la oratoria. Los griegos aclamaban a Orfeo de forma similar.
En su Biographia Antiqua, Francis Barrett dice, refiriéndose a Hermes: «[…] si
Dios se apareció alguna vez a un hombre, se le apareció a él, como resulta evidente
por sus libros y su Poimandres; en tales obras ha comunicado la suma del Abismo y el
conocimiento divino a toda la posteridad; con lo cual ha demostrado que no solo ha
sido un teólogo inspirado, sino también un gran filósofo, que ha obtenido su
sabiduría de Dios y de los objetos celestiales y no del hombre».