Page 127 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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herméticamente” para indicar el cierre de un recipiente de vidrio mediante fusión, a la
manera de los manipuladores químicos. Encontramos la misma raíz en las medicinas
herméticas de Paracelso y en la masonería hermética de la Edad Media».
Entre los fragmentos de obras que se suponen procedentes de la pluma de Hermes
hay dos muy famosas. La primera es La Tabla Esmeralda y la segunda, El divino
Poimandres o, como se lo suele llamar habitualmente, «el pastor de los hombres», que
analizamos a continuación. Un punto destacado en relación con Hermes es que fue
uno de los pocos sacerdotes-filósofos del paganismo contra el cual no descargaron su
cólera los cristianos primitivos. Algunos Padres de la Iglesia llegaron incluso a
declarar que Hermes manifestaba bastantes síntomas de inteligencia y que, si hubiese
nacido en una época más esclarecida, que le hubiese permitido beneficiarse de las
instrucciones que ellos le habrían brindado, ¡habría llegado a ser un gran hombre!
En su Stromata, san Clemente de Alejandría, uno de los pocos cronistas de la
tradición pagana cuyos escritos se conservan hasta ahora, da prácticamente toda la
información que se conoce acerca de los cuarenta y dos libros originales de Hermes y
la importancia que les atribuían en Egipto tanto los poderes temporales como los
espirituales San Clemente describe con estas palabras una de sus procesiones
ceremoniales:
Los egipcios practican su propia filosofía, que se manifiesta,
fundamentalmente, en su ceremonial sagrado. En primer lugar avanza el
Cantante con alguno de los símbolos de la música, porque dicen que tiene que
aprender dos de los libros de Hermes: uno, el que contiene los himnos de los
dioses, y el otro, las normas que rigen la vida del rey. Después del Cantante va
el Astrólogo, con un reloj en la mano y una palma: los símbolos de la
astrología. Debe llevar los libros astrológicos de Hermes, que son cuatro,
siempre en la boca. De estos, uno trata del orden de las estrellas fijas que son
visibles; otro, sobre las conjunciones y los aspectos luminosos del sol y la
luna, y el resto, de sus salidas. A continuación avanza el Escriba sagrado, con
alas en la cabeza y, en la mano, un libro y una regla, en los cuales había tinta y
la caña que usan para escribir. Y debe estar familiarizado con los llamados
«jeroglíficos» y saber de cosmografía y de geografía, la posición del sol y la
luna y acerca de los cinco planetas; también la descripción de Egipto y la carta
del Nilo; y la descripción del equipo de los sacerdotes y del lugar consagrado a
ellos, y sobre las medidas y las cosas que se utilizan en los ritos sagrados.
Después de todos los anteriores sigue el que lleva la estola, con el codo de la