Page 122 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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de una mujer cabeza abajo. Si Cambises hubiese estado familiarizado con los
principios de la astronomía divina, se habría dado cuenta de que estaba en presencia
de la clave del equilibrio universal. «Pregunto —dice Voltaire— ¿quiénes eran
aquellos hierofantes, aquellos masones sagrados, que celebraban sus Misterios
antiguos de Samotracia y de dónde venían, ellos y sus dioses cabiros?» [28] . San
Clemente se refiere a los Misterios de los cabiros como «el misterio sagrado de un
hermano asesinado por sus hermanos» y la «muerte cabírica» era uno de los símbolos
secretos de la Antigüedad. De este modo, la alegoría del Yo asesinado por el no-yo se
perpetúa a través del misticismo religioso de todos los pueblos. La muerte filosófica y
la resurrección filosófica son los misterios menores y los mayores, respectivamente.
Un aspecto curioso del mito del dios que muere es el del ahorcado. El ejemplo
más importante de esta concepción peculiar se encuentra en los rituales odínicos, en
los que Odín se cuelga durante nueve noches de las ramas del árbol del mundo y,
además, atraviesa su propio costado con la lanza sagrada. Como consecuencia de
aquel gran sacrificio, Odín, mientras estaba suspendido sobre las profundidades de
Niflheim, descubrió gracias a la meditación las runas o los alfabetos por medio de los
cuajes se preservaron después los documentos de su pueblo. Debido a aquella
experiencia excepcional, a veces Odín aparece sentado sobre una horca y se ha
convertido en el patrono de todos los que han muerto colgados. Desde el punto de
vista esotérico, el ahorcado es el espíritu humano que está suspendido del cielo por un
solo hilo. La sabiduría, en lugar de la muerte, es la recompensa por aquel sacrificio
voluntario durante el cual el alma humana, suspendida sobre el mundo de la ilusión y
meditando sobre su irrealidad, recibe la recompensa de alcanzar la autorrealización.
Después de considerar todos estos rituales antiguos y secretos, resulta evidente
que el misterio del dios que muere era universal entre los colegios iluminados y
venerados de las enseñanzas sagradas. Este misterio se ha perpetuado en el
cristianismo en la crucifixión y la muerte del hombre Dios Jesucristo. Hay que
redescubrir la trascendencia secreta de esta tragedia mundial y del mártir universal
para que el cristianismo alcance las alturas a las que llegaron los paganos en la época
de su supremacía filosófica. El mito del dios que muere es la clave de la redención y la
regeneración tanto universal como individual y los que no comprenden la verdadera
naturaleza de esta alegoría suprema no tienen el privilegio de considerarse a sí mismos
ni sabios ni auténticamente religiosos.