Page 120 - ADN5final_copy
P. 120

La iglesia que habíamos abierto en la ciudad de Santa Fe tenía una radio, y un día la
                pastora le preguntó a Elena si quería hacer un programa de radio sobre temas relacio-
                nados con la mujer. Elena lo hizo por varios años. El programa incluso era escuchado
                por los esposos porque querían saber cómo pensaban las mujeres. ¡Fue algo muy gracioso!

                  Me acuerdo de otra experiencia en Santa Fe cuando una mujer quiso interrumpir la
                reunión porque estaba enojada con la ministración que había recibido un miembro
                de su familia. Cuando ella se dirigía hacia el frente, le impedí el paso. Fue todo un
                lío. Por primera vez experimenté el celo de Dios en proteger el cuerpo de Cristo y las
                nuevas ovejas. A partir de ese día entré en una nueva dimensión pastoral.

                  Cuando comenzamos la iglesia pagábamos el equivalente a 75 dólares mensuales
                por el alquiler del salón, muy lindo y céntrico. El precio era muy bueno, pero al poco
                tiempo comenzó a subir, y a los dieciocho meses estábamos pagando el equivalente a
                1.500 dólares por mes. Fue mi primera experiencia con la hiperinflación de esos años
                en la Argentina. Después se presentó la posibilidad de comprar un edificio y, antes de
                los dos años ya contábamos con nuestro propio local en el centro de Santa Fe, a una
                cuadra de la terminal de ómnibus.




                  Esta iglesia es la que se encuentra más al norte de la provincia de Santa Fe (de las
                iglesias de la Unión de las Asambleas de Dios). La obra en Villa Ocampo fue una
                iniciativa de la iglesia de Avellaneda. Los pastores estuvieron viajando hasta allí una
                vez por semana, para ministrar a un pequeño grupo de personas, con la esperanza de
                comenzar una nueva iglesia.

                   Fuimos allí con el equipo de nuestro pastor, Marcelo Miskinis, oramos por la ciu-
                dad y celebramos un mini retiro que fue genial. Luego realizamos una Escuela de
                Evangelismo para ayudar a la nueva iglesia a seguir adelante. Dios obró a través de
                este trabajo ministerial. Hace más o menos un año les ayudamos con la compra de un
                terreno con un pequeño edificio.



                 120
   115   116   117   118   119   120   121   122   123   124   125