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Relaciones interpersonales, invitaciones, personas invitadas por el testimonio de
                otros… son distintas maneras para lograr un encuentro con Jesús.

                  En el evangelismo tradicional, el que comúnmente vemos en las campañas evange-
                lísticas, la gente escucha el mensaje, es confrontada y se encuentra con el Señor. Esto
                es lo que sucedió en la iglesia primitiva y se relata en Hechos capítulo 2.

                  En Mateo 5 leemos que la gente vino de los alrededores para encontrarse con Jesús;
                eran grupos grandes. Él, desde el monte, les enseñó las bienaventuranzas. Fue un
                gran evento, las multitudes lo seguían.

                  Esto, comparándolo, sería como nuestras reuniones de campañas o celebraciones
                en las iglesias. Son actividades que funcionan, son buenas, pero no podemos enfocar-
                nos sólo en reuniones de grandes grupos. Todo sirve, pero hemos comprobado que,
                como dice Carlos Annacondia: “Las campañas son fantásticas, pero yo prefiero que
                vayan y planten una iglesia en una ciudad”. Él me ha animado, y hoy en día, sigue
                animando a los pastores y les dice: “Ustedes tienen que plantar iglesias”.




                  Las campañas hacen una movida en la ciudad, se moviliza todo, pero después hay
                que darle continuidad. No son suficientes las reuniones en grupos grandes, también
                hacen falta los grupos pequeños. En Mateo 13 encontramos la parábola del sembrador
                y la semilla; Jesús habló de sembrar, que se siembra en distintos tipos de tierra; un
                grupo pequeño sería otro terreno.

                  Muchas iglesias tienen grupos pequeños, células, espigas, o el nombre que quie-
                ran ponerle, y son bien importantes. Nosotros hacemos un estudio bíblico en el que
                explicamos en quién creemos, quién es Jesús, y esto ayuda al nuevo cristiano en su
                proceso de conocer más a su Salvador. Se les va prendiendo la lamparita, dicen: “uh,
                no sabía eso” y se despierta un hambre de Dios.

                  Durante el preevangelismo, realizamos programas, y también armamos células con
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                un enfoque en Jesús. Al comienzo utilizamos el libro El ADN de las relaciones. ¿Quién
                no quiere mejorar sus relaciones?, sea con la esposa, con los hijos, con los amigos...




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