Page 45 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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Magni Bronzebeard, quien había sido rey de Ironforge en ese entonces, había
           participado en un ritual que lo había “hecho uno con la tierra.” Todos habían esperado

           que ese ritual le diera alguna introspectiva hacia el mundo afligido, pero el ritual había
           sido bastante literal, no metafórico. Había convertido a Magni en un diamante. En ese

           entonces, la ya atormentada ciudad se había lamentado profundamente. Gracias a la Luz,
           se había revelado que Magni no había sido asesinado… pero había sido transformado.
           Ahora, se le había dicho a Anduin que el antiguo rey habló con, y por, Azeroth misma.
           Nadie estaba seguro dónde o cómo encontrarlo; vagaba por el mundo y volvía cuando se

           le necesitaba.


                    Anduin se preguntaba si algún día volvería a ver a Magni. Esperaba que sí.

                    —A pesar de eso, señor —dijo Wyll—. Por supuesto que iré con usted.


                    Claro que lo haría. Hasta donde Anduin sabía, el sirviente devoto no tenía familia
           propia y había servido a los Wrynn durante casi toda su vida. Anduin no necesitaba de

           los servicios de Wyll, era más que capaz de colgar un abrigo por sí mismo y remover sus
           botas,  pero  mientras  la  edad  avanzada  iba  evitando  que  Wyll  hiciera  muchas  cosas,

           Anduin supo que su sirviente de la niñez aun quería sentirse útil. Anduin apreciaba a Wyll
           no por lo que hacía, sino por quien era.


                    —Apreciaré tu compañía —dijo Anduin y lo estaba—. Aunque, eso será todo por
           ahora. Buenas noches, Wyll.


                    El anciano hizo una reverencia.


                    —Buenas noches, Su Majestad.

                    Anduin lo observó cerrar la puerta, sonriéndole afectuosamente. Cuando la puerta

           se cerró, se giró a su mesa de vestir. La piedra de color ámbar, aun envuelta en el pañuelo,
           descansaba junto a dos objetos que encerraban un gran significado personal para Anduin.
           Uno era una pequeña caja tallada que contenía las alianzas de compromiso y matrimonio

           de la Reina Tiffin. La otra era la brújula que Anduin alguna vez le dio a su padre.

                    Miró hacia el pedazo de tela blanca durante un momento, pero fue la brújula por

           la que se acercó, la misma que había sido recuperada y devuelta a él por un aventurero
           que había ayudado al desesperado nuevo rey en sus primeros pasos para sanar su duelo.


                    Abrió la brújula y contempló el retrato pintado de un pequeño niño dentro, sus
           mejillas aun redondeadas con la suavidad de la niñez. Después de todo lo que había visto

           y  experimentado  en los  últimos  meses, Anduin  se  preguntó si  alguna vez había sido
           realmente tan joven como el artista lo había retratado.


                    Una brújula. Algo para mantenerte en el camino correcto.


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