Page 46 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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Había existido una brújula evidente en la lucha contra la Legión Ardiente. Clara,
           buena,  verdadera  y  poderosa.  Anduin  supo  el  siguiente  paso  a  seguir  en  su  camino.

           Reunirse con sus aliados, ayudarlos a socorrer a su propia gente y demostrarles cuán
           valiosos eran esos lazos para él. Pedir su apoyo para aprender más acerca de ese extraño

           mineral, y evitar que fuera mal utilizado. Después de eso…

                    Cerró los ojos. Luz, rezó, me has otorgado buenos y honestos consejeros que me

           han ayudado a liderar bien hasta ahora. Confío en que me mostrarás mis siguientes pasos
           en el momento adecuado. Siempre he ansiado la paz y ahora un tipo de paz está cerca de
           nosotros. Y éste material… podría ser utilizado para continuar con esa paz en formas que

           no podemos empezar a imaginarnos.

                    Guíame para que pueda liderar bien ahora también.


                    Bajó  la  brújula  cuidadosamente,  apagó  la  única  vela  que  Wyll  había  dejado
           encendida en la mesita de noche y no tuvo sueños.





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                    Por la mañana, Anduin llamó a una reunión menos formal en el recibidor afuera
           de sus aposentos privados. Había pasado muchas noches ahí, cenando solo con su padre.
           Todavía tenía dificultades pensando que esa habitación ahora le pertenecía a él.


                    —Casi había olvidado que estamos cerca del verano —dijo Greymane mientras
           se servía un durazno perfectamente maduro y de aroma dulce. Bollitos de grano ámbar,

           queso de Stromgarde, huevos a las hierbas, jamón, tocino, fruto del sol fresco y pastas
           estaban  servidos  y  leche, café, té  y  una  selección  de  zumos  se  presentaron  para  que

           pudieran beberlos.

                    Como un huargen, Greymane había cazado comida de formas que el resto de la

           Alianza no podría y se podía alimentar de cosas que otros serían incapaces. Los huargen
           eran, de muchas maneras, los mejores y más aptos para la guerra, por el proverbio de que
           un  ejército  marchaba  con  su  estómago  era  cierto.  Pero  claramente  el  rey  de  Gilneas
           todavía apreciaba el sabor de las frutas frescas del verano.


                    Parecía que gran parte de ellos había descansado bien al igual que el joven rey. Se

           preguntaba si había sido una secuela de la piedra. Después de algunos cumplidos acerca
           de la comida, el rey había guiado la conversación a cuestiones prácticas.







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