Page 70 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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Los ojos del renegado brillaron con un espeluznante tono amarillo. Era imposible
que brillaran con diversión como lo harían los de un hombre vivo, pero de alguna forma
lo hicieron.
—No tema no reconocerme —dijo el arzobispo—. Sé que no me parezco a mi
retrato —Alzó una mano huesuda y se acarició la barbilla—. Como puede ver, he perdido
la barba. También he adelgazado un poco.
Oh, sí, esos ojos no-muertos estaban centelleando.
Anduin abandonó toda esperanza de comportarse de la forma típica real ahí. Antes
que otra cosa somos sacerdotes, el ser no-muerto le había dicho y él descubrió que era un
alivio dejar de lado la carga de la realeza, por lo menos temporalmente. Sonrió e hizo una
reverencia.
—Es un hombre fuera de la historia, señor —Anduin le dijo al arzobispo con voz
de asombro—. Fundó la orden de los paladines: La Mano de Plata. Uther el Lightbringer
fue su primer aprendiz. Y Stormwind no estaría de pie hoy de no ser por sus diligentes
esfuerzos. Decir que es un honor conocerlo no es suficiente. Usted fue… usted es uno de
mis héroes.
Anduin era absolutamente sincero. Había hojeado todos los gruesos tomos acerca
del benevolente, el sacerdote Gran Padre Invierno. Las palabras en esas páginas pintaban
la imagen de un hombre que reía fácilmente, pero se mantenía tan fuerte como una piedra.
Los historiadores, usualmente contentos con grabar simples datos, habían sido elocuentes
acerca de la calidez y la bondad de Faol. Los retratos lo mostraban como un hombre bajito
y corpulento con una barba tupida y blanca. El no-muerto que estaba de pie frente al rey
de Stormwind aún era más bajito que la media, pero irreconocible de otro modo. La barba
ya no estaba. ¿Afeitada? ¿Podrida? Y el cabello era oscurecido con sangre seca e icor.
Olía como un pergamino viejo: polvoriento, pero no era desagradable. Faol había muerto
cuando Anduin era un niño y nunca había llegado a conocerlo.
Faol suspiró.
—He hecho y he sido esas cosas que has dicho, es cierto. También he sido un
descerebrado esbirro del Azote —alzó sus huesudos brazos señalando ese glorioso templo
y a aquellos que estaban ahí—. Sin embargo, aquí lo único que importa es que primero
soy un sacerdote.
—He estado trabajando con el arzobispo desde hace un tiempo —dijo Moira—.
Me ha estado ayudando a mí y a los Dark Iron a encontrar y reunir sacerdotes para el
templo. Necesitábamos hacerlo para poder hacer frente a la Legión, no obstante, incluso
ahora que la crisis ha pasado, aún continúo viniendo aquí. El arzobispo es una buena
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