Page 75 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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tecnología gnómicos que le ayudar a repeler a un enemigo tan terrible que habían dudado
realmente sí podrían llegar a tener éxito. Pero la situación los había sobrepasado a todos.
Mekkatorque entendería.
—Han estado ahí afuera encontrando a otros sacerdotes —continuó el rey de
Stormwind—. Ahora necesitamos expandir esa sobre estirada mano de ayuda.
Necesitamos extenderla a aquellos que tienen una mejor oportunidad de ayudar justo
ahora. No será fácil. Así que le pediré a los miembros de la Alianza y la Horda presentes
que busquen a los druidas y a los chamanes en sus propios bandos.
Todos comenzaron a asentir, más tranquilos ahora y Anduin se dio cuenta de lo
que acababa de hacer. Había llegado, como un invitado, a ese salón y había asumido que
tenía el derecho de dar instrucciones a los miembros del Cónclave.
Apesadumbrado, se volvió hacia Faol.
—Mis disculpas, arzobispo. Ellos son tu pueblo.
—Ellos son el pueblo que sirve a la Luz —le recordó el sacerdote no-muerto—.
Igual que tú —Ladeó la cabeza y sonrió apenas—. Me recuerdas al hermano de Calia
cuando era joven, cuando aún seguía a la Luz. Tienes el don de mandar, mi joven amigo.
La gente te seguirá a donde quiera que los guíes.
Anduin entendió que la comparación pretendía ser un cumplido. Lo había
escuchado antes, específicamente de Garrosh Hellscream.
Mientras que el antiguo Jefe de Guerra de la Horda había sido encarcelado debajo
de El Templo del Tigre Blanco durante su juicio, había pedido que Anduin lo visitara.
Garrosh había sacado a colación el fantasma del hombre que se había convertido en el
Rey Lich. Alguna vez hubo otro venerado humano de cabellos dorados. Era un paladin e
igualmente le dio la espalda a la Luz.
Después de todo no era una comparación inesperada dadas sus similitudes
externas, sin embargo, era incómoda. Anduin vio que miraba a Calia quien sonreía con
aprobación, la nostalgia marcando líneas prematuras en su rostro. Ni siquiera Jaina era
capaz de sonreír cuando pensaba en Arthas. Nadie podía excepto aquellos que recordaban
a Arthas Menethil como un niño inocente.
—Gracias —le dijo Anduin a Faol—. Pero no debería involucrarme de nuevo a
menos de que me inviten a hacerlo. Respeto al Cónclave y su liderazgo.
Faol se encogió de hombros. Un pequeño trozo de piel momificada se le cayó y
flotó hacia el suelo por el gesto. Debió haber sido repulsivo, pero Andiun se encontró
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