Page 78 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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monstruoso y devastadoramente poderoso no pudiera entrar a Azeroth. Y Lady Jaina
           Proudmoore, ella, también, se  había  ido, hundiéndose  aún  más  profundo  en  un  pozo

           profundo de dolor y odio que él temía terminara consumiéndola.


                    Ella solía unírsele en esos paseos. Ellos caminaban juntos, tomados de la mano,
           usualmente para detenerse y mirar a Windle Sparkshine encender las lámparas de Dalaran
           a las nueve en punto. La hija de Windle, Kinndy, había sido la aprendiz de Jaina y una de

           las muchas víctimas del ataque de Garrosh Hellscream. No, pensó Kalec, dilo como es:
           la  destrucción  de  Theramore.  Windle  había  recibido  permiso  de  crear  un  memorial
           nocturno para su pequeña hija; su imagen, dibujada con luces doradas mágicas, aparecía

           cuando Windle usaba su varita para encender cada lámpara.

                    Pero Jaina se había marchado, envuelta en dolor y frustración como si fuera una

           capa. Abandonó la organización de los magos conocida como el Kirin Tor y su posición
           de líder; lo dejó, también, con solamente algunas palabras iracundas dichas entre ambos.
           La habían llevado al límite y ahora se había ido.


                    Kalec pudo haberla seguido, pudo haberla forzado a hablar con él, exigido una

           explicación de por qué se había marchado repentinamente. Pero no lo hizo. La amaba y
           la  respetaba.  Y  aunque  cada  día  que  pasaba  se  volvía  menos  y  menos  probable  que
           volviera, él aún tenía esperanza.


                    Mientras tanto, se le había pedido que llenara la posición que dejó el abandono de
           Jaina y el Kirin Tor había estado muy ocupado durante la guerra contra la Legión. Él tenía
           un propósito. Él tenía amigos. Él se estaba abriendo paso en el mundo.


                    Había pensado en visitar a su buena amiga, Kirygosa, quien se había quedado en

           Tuercespina. Después pasar toda una vida en una parte del mundo que solamente conocía
           el invierno, Kiry ahora disfrutaba de un verano permanente.  Tal vez hubiera bueno unirse
           a ella durante un tiempo. Pero por alguna razón nunca lo hizo. Si Jaina lo buscase alguna

           vez, sería ahí. Así que se quedó.

                    Esa noche, sus pies lo llevaron a la estatua de uno de los más grandes magos de

           Dalaran, Antonidas, quien había sido el tutor de Jaina. Había sido ella quien ordenó la
           estatua que se cernía unos cuantos metros sobre el pasto verde gracias a un hechizo. Y
           había sido ella quien escribió la inscripción:














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