Page 24 - Tratado sobre las almas errantes
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Los judíos de la época de Cristo creían, como los griegos y los romanos, en la existencia de
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            almas humanas que vagaban. Era lo que se conocía como phantasma . Encontramos una alusión a
            este tipo de espíritu en el pasaje donde Jesús se aparece a los Apóstoles caminando sobre el lago.
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            Ellos se llenan de temor, porque al verle de lejos no le reconocen, y creen que es un fantasma . El
            evangelista usa ese término sin dar explicaciones, porque los oyentes conocían el concepto.
                   En los Evangelios no hay otro pasaje que muestre la creencia en los fantasmas en el mundo
            hebreo de la época de Jesús. No se puede aducir el texto de Lc 24, 37 cuando Jesucristo se aparece
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            tras la Resurrección, y se dice que los Apóstoles creyeron contemplar un espíritu . No se puede
            aducir como argumento a favor, porque en ese pasaje los Apóstoles reconocieron que era Jesús. Y,
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            por tanto, lo que pensaron era que se trataba del espíritu de Jesús, es decir, de su alma . En el
            mundo grecorromano no es lo mismo pneuma que phantasma. El fantasma es un pneuma que vaga
            en pena.

                   Hemos  mencionado  antes,  hablando  de  los  relatos  exorcísticos,  que  hay  exorcistas  que
            predican a estas entidades que afirman ser almas perdidas. El que un sacerdote explique sus yerros a
            un espíritu ya muerto o le predique acerca de Dios, puede parecer chocante. Pero hay un misterioso
            versículo en la primera carta de San Pedro en el que se dice que esto mismo, predicar, hizo Cristo
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            tras su propia muerte, cuando en espíritu Jesucristo predicó a unos espíritus en prisión  . En el
            siguiente capítulo de la misma epístola de San Pedro se menciona de nuevo el tema, al decir que
            Cristo predicó a los espíritus encarcelados, desobedientes en otro tiempo (I P 4, 6). Ciertamente,
            los versículos aducidos nos muestran la posibilidad de una predicación post mortem, pero sólo eso.
            Los  textos  únicamente  muestran  que  Cristo  predicó  a  los  difuntos.  Pero  no  hay  en  el  texto
            indicación alguna acerca de la posibilidad de tomar una decisión salvífica tras haber abandonado
            esta vida.
                   Otra cita que se podría aportar en la disputa acerca de la tesis intermediacionista la hayamos
            en San Mateo, donde leemos: Y al que diga una palabra contra el Hijo del Hombre se le podrá
            perdonar; pero al que la diga contra el Espíritu Santo no se le podrá perdonar, ni en este siglo ni
            en el [siglo] que será (Mt 12, 32). Por tanto, en el versículo se mencionan dos momentos diversos
            en los que ese determinado pecado no será perdonado. Inocencio IV interpreta que ese texto de Mt
            12,  32,  donde  se  habla  del  perdón  en  el  siglo  futuro,  se  ha  de  entender  como  el  perdón  del
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            purgatorio . Pero las palabras del papa Inocencio no descartan una exégesis intermediacionista, ya


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                   Las referencias folclóricas y literarias a estos seres humanos fallecidos y ya sin cuerpo que vagan en pena son
            numerosas:  D.  Felton,  Haunted  Greece  and  Rome:  Ghost  stories  from  Classical  Antiquity,  University  Texas  Press,
            Estados  Unidos  1999.    Daniel  Ogden,  Magic,  witchcraft,  and  ghosts  in  the  Greek  and  Roman  worlds,  Oxford,
            University  Press  2002.  John  Granger  Cook,  The  interpretation  of  the  New  Testament  in  Greco-Roman  paganism,
            Peabody, Hendrickson 2002.
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                   “Legontes hoti phantasma estin” (Mt 14, 26). La traducción literal sería: “Diciendo: es un fantasma”.
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                    “Edokoun  pneuma  theorein”  (Lc  24,  37).  La  traducción  literal  sería:  “Ellos  supusieron  que  estaban
            contemplando un espíritu”.
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                   En Mt 14, 26 y en Lc 25, 37 se usan términos diversos: en el primer caso se usa la palabra “phantasma”, en el
            otro “pneuma”.
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                   Las traducciones de 1Pe 3, 19-20 varían de  unas a otras, pero una traducción literal de esos  versículos  nos
            muestra  que  Cristo  “predicó  a  unos  espíritus  en  prisión  (tois  en  phylake  pneumasin)  que  tiempo  atrás  fueron
            desobedientes”.
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                   INOCENCIO IV, Sub catholicae professione, carta al obispo de Frascati, legado de la Sede Apostólica ante los
            griegos, carta fechada el 6 marzo de 1254. Cf. DH 838.
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