Page 25 - Tratado sobre las almas errantes
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que la voluntad del autor de la carta al obispo de Frascati, legado ante los griegos, aparece clara en
            el texto. Y era, en la polémica acerca del purgatorio, probar que las almas podían ser purificadas
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            tras la muerte , no negar que el versículo tuviera otras implicaciones.

                   Hay otra cita que no es una prueba a favor de esta tesis intermediacionista, pero a la que se
            podría apelar desde la hipótesis de la existencia de espíritus perdidos. Se trata del extremadamente
            misterioso versículo que dice: De no ser así, ¿a qué viene el bautizarse por los muertos? Si los
            muertos no resucitan en manera alguna  ¿por qué bautizarse por ellos? (1 Cor 15, 29). Ha habido
            quien ha recurrido a tal oscuro versículo, ante el hecho de que algunas supuestas almas perdidas,
            durante los exorcismos, han solicitado el sacramento de la confesión al ministro sagrado.

                          Un sacerdote español confería bautismos y confesiones a estas supuestas almas perdidas a través del
                   poseso al que exorcizaba. Cuando bautizaba derramaba el agua sobre la cabeza del poseso diciendo la fórmula
                   bautismal, con la intención de que ese acto bautizara a la supuesta alma que había dentro de ese cuerpo. Tuve
                   conocimiento de un sacerdote mexicano que confesaba a estas almas perdidas [sacerdote ya mencionado antes
                   en  esta  misma  obra].  Asimismo  me  encontré  con  el  caso  de  una  laica  norteamericana  (relacionada  con  el
                   mundo del exorcismo como colaboradora) que apelaba al versículo arriba citado para animar a un exorcista a
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                   administrar el sacramento del bautismo durante el exorcismo .

                   Si la Iglesia puede enviar su ayuda incluso más allá de la muerte como hacemos al orar por
            los  que están en  el  purgatorio,  ¿también se podrá  derramar la  gracia sacramental  sobre  aquellas
            almas que lo pidieran?
                   Antes  de  entrar  en  otras  consideraciones  de  tipo  sacramental,  conviene  recordar  algo
            evidente  y conocido  por todos:  bautizarse  se puede traducir por  lavarse,  y en segunda acepción
            como la acción de recibir el sacramento del bautismo. De ahí que el versículo de 1 Cor 15, 29
            pueda traducirse de esta manera:  De no ser así, ¿a qué viene el lavarse por los muertos? Si los
            muertos no resucitan en manera alguna  ¿por qué lavarse por ellos?
                   El verbo baptidzein de forma exacta significa “hundir (en un líquido), sumergir”. De ahí
            pasó a significar “bautizar”,  ya  con un preciso  sentido religioso  sacramental. A su  vez el  verbo
            “baptidzo” proviene del verbo bapto: “hundir (en un líquido)”. Como se ve, vertido el verbo con esa
            acepción, tiene pleno sentido y no plantea problemas de interpretación. San Pablo lo que nos podría
            estar diciendo es que debemos lavarnos, purificarnos, por los muertos. Esto es como afirmar que
            con  nuestras  plegarias  y  buenas  obras  podemos  beneficiar  a  las  almas  del  purgatorio.  De  lo
            contrario,  tomado  el  verbo  en  la  otra  acepción,  entraríamos  en  una  práctica  sacramental
            completamente ajena a cuanto conocemos por la Tradición de la  Iglesia. Tal práctica podría dar
            lugar  a  una  lista  siempre  creciente  de  prácticas  bautismales,  penitenciales  y  de  unción  de  los
            enfermos cada vez más extrañas, e incluso estrambóticas, usando el sacerdote una res sacra de un
            modo completamente desconocido a la Tradición de veinte siglos.
                   La  práctica  de  nihil  innovetur  se  debe  seguir  a  rajatabla  en  materia  sacramental.  Y
            precisamente esta máxima latina que se aplica hoy día a todos los ámbitos de la Tradición, nació de
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            una controversia acerca del bautismo . El sacerdote no es dueño de los sacramentos. Sólo la Iglesia


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                   “Purgari post mortem, et posse suffragiis Ecclesiae adiuvari”. INOCENCIO IV, Ibidem. DH 838.
                 40  Arch. Pers., n. 21, pg. 18.
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                   La frase completa del papa Esteban es “nihil innovetur nisi quod traditum est”. El papa Esteban I sostenía que
            “aquellos bautizados [por Marción] debían ser admitidos en la Iglesia sólo con la imposición de manos. El sacramento
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