Page 180 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
P. 180
,
176 R. CÚNEO - VIDAL
Parece ser que, venidos al altiplano, los dichos aillos mitimaes
de Tacna y Moquegua, al ocurrir la cruzada que puso término
violento al predominio de Tiahuanaco, no satisfechos con las tie-
rras que les correspondieron en el reparto de la herencia proto-
collagua, optaron por ausentarse en busca de tierras más favore-
cidas en distinto lugar, y ello después de recuperar sus momias
tutelares, mantenidas en rehenes por el pasado por los aillos ma-
yorazgos de la dicha comarca ribereña del lago.
Inti es Sol en las lenguas quechua y aimara, en el sentido de
astro, lucero, o raudal de luz.
Rupay en quechua, y lupi en aimara (literalmente el que ca-
lienta) es col en el sentido de sol tangible; sol que calienta.
De lupi se desprenden las siguientes acepciones que hallamos
anotadas en Bertonio:
Lupi los rayos solares.
Lupin macana, quemar el sol.
Chicaturu lupin, el sol quemante del medio día.
Lupichasiña, calentarse al sol.
Lupac aroqque, tierras calientes, tierras de sol, tierras dota-
das de clima tropical.
Lupac haqque, o “lupacas”: hijos de tierras del sol, o hijos
de tierras tropicales.
Nada más hacedero que, llegado que fuese el momento de ele-
gir un tótem, o sea un punto de partida de sus estirpes y dinas-
tías, la proporción de aillos lupacas que intervino en la fundación
del Cuzco, pensase en el lupi, esto es en el Sol.
Lupaca, según ésto, tuvo el valor de hijo del Sol.
Puesto en claro, en esta forma que decimos, el valor etimo-
lógico de los términos manco y capac, en que se suele ver una
suerte de clave de la civilización cuzqueña, el proceso de creación
de esta última, envuelta por el pasado en las brumas de la leyen-
da, ofrécesenos expedito y fácil de interpretar.
Y nos damos cuenta de que la salida del aillar de los Capaes
de la isla maternal del Titicaca, rumbo al predestinado valle del