Page 27 - Vive Peligrosamente
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rechazar la política de partidos, pero no apolítico, por cuanto no podemos
sustraernos ni dejar de interesarnos por los grandes problemas de la política
nacional e internacional.
Creo que el mayor éxito del Partido Obrero Nacional–socialista de
Alemania, más tarde de Austria, se debió a la promesa de no obligar a nadie
a que formara parte de ningún partido determinado y sí de un movimiento
que englobara a toda la población, destinado a lograr mejoras laborales,
aumentar el nivel de vida, y conseguir la unión de las fuerzas que tuviesen
una sola idea:
"El bienestar de la Patria".
En el invierno de 1931 pasé mis exámenes de final de carrera en la
"Escuela Técnica Superior". El tema escrito que debía presentar trataba del
planeamiento y la construcción de un motor "Diesel". Tal como suponía,
resultó satisfactorio.
Me causó extrañeza que mi examen oral fuera considerado como el
mejor de mi promoción. Ello me permitió estar capacitado para colocarme
en calidad de ingeniero en cualquier industria, llevando mi recién adquirido
título bajo el brazo.
Pero... ¡era más fácil decirlo que lograrlo! En aquella época, tanto
Austria como Alemania pasaban por una tremenda crisis que arrancaba de
las mismas causas de la posguerra. Una crisis económica que parecía
alcanzaba entonces su punto culminante.