Page 68 - Vive Peligrosamente
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de la generación de  mi padre siguieron su  mismo  proceso espiritual por
          entonces.
            A raíz de la unión de Austria con Alemania, se decretó un nuevo
          servicio militar obligatorio para todos los ciudadanos austriacos. Mi edad
          me obligaba, solamente,  a tres  meses de servicio  en filas... ¡y no puedo
          afirmar que me sentía satisfecho por tal motivo! Tenía muchísimo trabajo.
          Estaba convencido de que, al fin, podíamos llegar a alcanzar una mejoría
          económica que debía ser aprovechada  al  máximo  por todos los sectores
          industriales del país. Teníamos en  contra nuestra cinco años de luchas y
          esfuerzos para lograr una normalización. También estaba plenamente
          convencido de que mi período de servicio en filas no me proporcionaría tan
          sólo alegrías. Ya no era un joven que pudiera soportar todas las vicisitudes
          y durezas naturales de tal experiencia. Era un hombre hecho y derecho que
          tenía  mis propias convicciones, que las expresaba y que estaba
          acostumbrado a discutirlas con todos aquellos que pensaban igual que yo.
          Además a causa de  mi  trabajo, estaba acostumbrado mandar  y a ser
          obedecido. Eran factores que debía tener en cuenta si no quería verme en
          un aprieto durante el tiempo en que iba ser soldado.
            Pero como  no tenía otra alternativa, decidí "coger el toro por los
          cuernos" y resolver el problema lo más rápido posible. Elegí un Arma en la
          que pudiera adquirir una instrucción moderna referente al uso y empleo de
          las armas, que me pudiese proporcionar algunas distracciones y, al mismo
          tiempo, me sirviera para resolver situaciones futuras, si éstas se
          presentaban.
            Tenía un antiguo camarada que poseía una avioneta con la que, algunas
          veces, volaba. Estaba unido a Trude Schmied por una antigua y agradable
          amistad desde mi época de estudiante; ella era la primera mujer de Austria
          que había sufrido un examen de piloto. Examen que también yo tenía la
          intención de afrontar.
            Ello me  animó  a tomar una decisión. Me presenté, en calidad de
          voluntario, en la Luftwaffe, para cumplir el período de servicio militar,
          teniendo así la seguridad de ser  admitido. Como poseía el  título de
          ingeniero, tenía, asimismo, el derecho a ser oficial. El reconocimiento
          médico, con todos los "prejuicios" para los que estábamos acostumbrados a
          ser civiles, me ofreció un panorama al que debía acostumbrarme, porque
          los soldados en activo  estimaban que nosotros sólo éramos "medio
          hombres".
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