Page 12 - El Misterio de Belicena Villca
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Digo “habría olvidado” porque la historia de Belicena Villca invadió de
                 pronto mi propio mundo trastornándolo todo; conduciéndome hasta el borde del
                 abismo demencial en que ella sucumbiera.
                        Como dije, la Policía se desinteresó bien pronto del crimen; luego de las
                 declaraciones de rigor prestadas en los días subsiguientes, ya no nos molestaron
                 más y la vida retornó a su ritmo habitual. Al cadáver de Belicena Villca se le
                 practicó una autopsia, que sólo sirvió para confirmar lo ya supuesto por nosotros:
                 la muerte fue ocasionada por estrangulamiento con la cuerda blanca. Como no
                 tenía parientes conocidos, se envió un telegrama a su único visitante, un indio
                 chahuanco radicado al parecer en la Provincia de Tucumán; pero al transcurrir un
                 cierto tiempo sin que éste acudiera, se procedió a inhumar los restos en una
                 necrópolis local.
                        En esos días, mediados de Enero,  pleno verano norteño, mi única
                 preocupación consistía en planear las  vacaciones anuales que comenzaban el
                 día 20 y se extendían hasta fines de Febrero. Sin duda tendría tiempo de hacer
                 algunas excursiones y preparar las materias que rendiría en Marzo.
                        Justamente, en una visita que hice a la Facultad de Antropología de Salta
                 para inscribirme en un examen final, me crucé con el Profesor Pablo Ramirez,
                 Doctor en Filología de prestigio y al cual conocía por haber asistido a uno de sus
                 cursos de lenguas amerindias. Al verlo se me ocurrió, súbitamente, hacerle una
                 consulta:
                        –Buenos Días Dr. Ramirez. Si no le incomoda perder sólo un momento
                 quisiera preguntarle algo...
                        –Buenos Días Dr. Arturo Siegnagel –respondió mientras inclinaba
                 cortésmente la calva cabeza–, Ud. dirá.
                        –Verá Dr. Ramirez, hace unos días  falleció una paciente en el Hospital
                 Neuropsiquiátrico donde soy Médico y, antes de morir, pronunció una palabra
                 quechua, algo así como  “pachachutquiy”; yo traduzco  pacha  = Mundo,
                 chutquiy = desmembrar: o sea “desmembrar el Mundo”. Como esto no tiene
                 sentido, desearía que Ud. me diga si hay alguna otra acepción para esa palabra.
                 –Trataba de no dar información sobre la  extraña muerte. El Profesor Ramirez
                 escuchó mi traducción con visible desagrado.
                        –¿De qué parte era oriunda su paciente?
                        –De la Provincia de Tucumán; parece  que siempre habitó en los valles
                 calchaquíes, aún cuando últimamente había  viajado al Norte, incluso a Perú y
                 Bolivia. Pero de tales viajes sé muy poco pues jamás aceptó comentarlos.
                        –Bien –dijo el Dr. Ramirez con impaciencia–. Como Ud. sabe, el quechua
                 tiene muchos dialectos; pero, de acuerdo a la filiación que me ha dado, le sugiero
                 considerar lo siguiente: si bien  pacha es el “Mundo”, o la “Tierra”, como en
                 pachamama = Madre Tierra, en el quechua santiagueño pacha también quiere
                 decir “Tiempo”. En este dialecto, “chutquiy” es el verbo transitivo “dislocar”, por
                 lo que su palabra significaría “dislocar el Tiempo”; o “dislocación del Tiempo”, en
                 un sentido más actual.
                        Debo confesar que una sensación de alarma me invadió mientras
                 escuchaba al viejo Profesor, pues algo interior, un secreto instinto, me decía a
                 gritos que si había alguna explicación para el asesinato de Belicena Villca, ésta
                 se encontraba más allá de la comprensión normal, en un ámbito en que
                 seguramente regían leyes ignoradas por el hombre. ¿Qué era esta “dislocación
                 del Tiempo” sino un concepto oscuro, inaprensible, que se resiste a la razón pero

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