Page 161 - El Misterio de Belicena Villca
P. 161

–¡Y ahora responded vosotros, Sacerdotes del Cordero!: ¿Cuál será la
                 plaga que traerá el Tercer Jinete, al Final de los Tiempos?
                        –¡El agua se transformará en Sangre! –respondió al instante el Abad de
                 Claraval.
                        –¿Y cuál, la plaga del Cuarto Jinete?
                        –¡La Peste en medio de los Gentiles! ¡El Fuego Caliente los abrasará y la
                 Peste ofrendará sus vidas como holocausto a Jehová por la próxima Gloria del
                 Nuevo Israel y el advenimiento de la Nueva Jerusalén! ¡Sólo quienes tengan la
                 sangre del Cordero y ostenten el símbolo de la Paloma no serán tocados por la
                 Peste!
                        –¿Y qué vendrá después de la Peste, cuál será la última plaga?
                        –¡La destrucción completa y total de la Humanidad en un Mar de Azufre y
                 Fuego! ¡Sólo el Nuevo Israel y la Jerusalén Celeste sobrevivirán al Supremo
                 Holocausto Final! –sostuvo categóricamente el Abad de Claraval, indudablemente
                 inspirado por el discurso de los Inmortales.
                        Bera aclaró el significado que se debía atribuir a aquellas respuestas
                 extraídas del Apocalipsis de San Juan.
                        –Reflexionad, Sacerdotes, sobre esas Profecías y lo que nos habéis visto
                 hacer en esta Cueva: de allí surgirá el Secreto del Supremo Holocausto. El Agua,
                 la Sangre, el Fuego Caliente, la Muerte, la Lejía, la Peste, Nosotros: he aquí el
                 Misterio. De cómo la Maldición de Jehová Dios, que es nuestra debilidad, puede
                 ser nuestra Fuerza. Así fue y así será. ¡Si nos habéis comprendido haréis
                 Vuestras las palabras con que Jeremías condena a quienes se apartan de la Ley:
                 ellas representan nuestra Fuerza sobre los Gentiles!
                        –“Dijo Jehová; a quienes queden fuera de la Ley les tocará: el cautiverio, el
                 hambre, la espada,  la Peste”  [Jer. 15]. –El Rostro del Rabino Benjamín
                 resplandecía al repetir las cuatro formas de la Maldición de Jehová, pues ahora
                 encontraba llenas de nuevo sentido las palabras del Profeta.
                        –Y sabréis entonces –prosiguió imperturbable Bera– cuál es en verdad
                 nuestra debilidad, Misterio que los Gentiles jamás deben comprender.
                        Y agregó Benjamín las palabras siguientes de Jeremías:
                        –“Advirtió Jehová al pueblo de Israel sobre cuatro clases de males, frente a
                 los cuales serían débiles: Cuidaos de la Espada, porque Ella os puede Matar;
                 Cuidaos de los Perros, porque Ellos os pueden despedazar; Cuidaos de las Aves
                 del Cielo, porque Ellas os pueden devorar; Cuidaos de las Fieras, porque Ellas os
                 aniquilarán” [Jer. 15].
                        –¡Así está escrito! –Aprobó Bera.
                        –Y contra esa debilidad poseemos cuatro remedios, que los Gentiles
                 jamás deben conocer –completó Birsa:

                                      Contra la Espada, la Paz del Oro
                                      Contra los Perros, la Ilusión de la Rabia
                                      Contra las Aves, la Ilusión de la Tierra
                                      Contra las Fieras, la Ilusión del Cielo.

                        Aquello era más que misterioso, y los Sacerdotes quedaron
                 momentáneamente sumidos en profundas  reflexiones. El Gran Maestre del
                 Temple, empero, que hasta entonces había permanecido callado, pensaba en
                 otra cosa:

                                                           161
   156   157   158   159   160   161   162   163   164   165   166