Page 157 - El Misterio de Belicena Villca
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propia degradación: entonces descendió la Shekhinah de Dios, y los Angeles
                 de Dios, y cayó el Fuego del Cielo que redujo a cenizas a aquellos pueblos
                 insensatos; y cayó después el Agua y la Sal de Dios; y surgió el Lago Asfaltitis, el
                 Mar del Betún de Judea, el Mar Muerto; en verdad, el Mar de la Lejía. Aquel fue,
                 Sacerdotes, nuestro Holocausto a Jehová Dios. Pero aquel Mar de Lejía no
                 alcanzó para lavar el Signo de la Piedra: esa misión le está reservada al Pueblo
                 Elegido de Jehová Satanás, a la Raza Sagrada de El;  cuando Ellos sean
                 entronizados sobre todos los pueblos gentiles de la Tierra, cuando la Humanidad
                 entera esté sujeta a su Gobierno Mundial, entonces habrá llegado el momento del
                 Supremo Holocausto. ¡Para eso debéis trabajar sin descanso, con la Fe puesta
                 en la Perfección Final, y el esfuerzo aplicado a conseguir la Sinarquía Universal
                 del Pueblo Elegido! ¡Sólo el Supremo Holocausto de toda la Humanidad por los
                 Sacerdotes del Pueblo Elegido producirá la lejía que lavará el Signo Abominable
                 en la Piedra de Fuego!
                        ¡Todos nuestros partidarios, los  Grandes Sacerdotes, conocen este
                 Secreto y han consagrado a sus pueblos con la Señal de la Ceniza! ¡Hasta los
                 Sacerdotes Brahmanes han ungido a los  arios con la Señal de la Ceniza,
                 procurando cubrir el Signo Abominable y aguardando que la Gracia del Cielo les
                 conceda el agua que forme la lejía y lave la Piedra de Fuego! ¡Por eso la ceniza
                 ha sido siempre señal de dolor y aflicción, signo del arrepentimiento y de la
                 penitencia: el hombre ungido con ceniza es quien pide misericordia Divina,
                 quien se arrodilla ante el Creador y solicita Perdón por sus pecados,
                 especialmente el más grande pecado, el de Ser Yo frente a el Uno que es
                 todo, pecado que sólo se puede lavar con lejía! ¡Los miembros del Pueblo
                 Elegido untan sus cabezas con ceniza en señal de penitencia, pero los
                 Sacerdotes del Cordero agregan agua bendita a la ceniza para crear la lejía del
                 perdón de Jehová. Mas nada salvará al hombre del Holocausto de Fuego y de la
                 Ceniza y la Lejía del Juicio Final! ¡Jehová advirtió hace milenios contra los falsos
                 Sacerdotes que emplean la ceniza del  incienso para otorgar un falso perdón:
                 sólo la ceniza humana constituye la lejía que lava la Señal Abominable. Y
                 Jehová prometió convertir en ceniza a los falsos Sacerdotes que no
                 respeten el necesario Holocausto de Fuego! ¡Repetid, Cohens de Israel, las
                 palabras de Jehová!
                        El Rabino Benjamín repitió en el acto.
                        –“Un Profeta llegó de Judá a Betel, por mandato de Jehová, cuando
                 Yeroboan estaba de pie junto al altar para quemar incienso, y empezó a gritar
                 contra el altar, por mandato de Jehová, diciendo: ¡Altar! ¡altar! Así habla Jehová:
                 Nacerá en la Casa de David un hijo que se llamará Yosías. Este sacrificará sobre
                 ti a los falsos Sacerdotes de los lugares altos, a los que queman incienso sobre ti.
                 Sobre ti, altar, quemará huesos humanos, y los huesos de los falsos Sacerdotes.
                 Y dio aquel mismo día una señal, diciendo: Esta es la señal de que es Jehová
                 quien habla: el altar se romperá, y se derramará la ceniza que hay en él” [I
                 Reyes, 13,1].
                        –¡Así está escrito! ¡Sólo de ceniza humana se compone la lejía que
                 reclama la Justicia de Jehová! ¡Y esa es la ceniza de la verdadera penitencia, la
                 que emplea Job cuando confiesa sus culpas ante Jehová!
                        No  necesitó más que un gesto, Benjamín para aclarar la cita:
                        –“Respondió entonces Job a Jehová: Reconozco que todo lo puedes y que
                 nada te resulta irrealizable,  Soy Yo el que oscurece tus planes con razones

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