Page 354 - El Misterio de Belicena Villca
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combinación con un grupo de banqueros judíos de Génova, sería el financista de
la expedición de Colón, en 1492: ofrecería entonces un préstamo de un millón de
maravedises a tan bajo interés, 1,5%, que prácticamente decidiría a la Reina a
autorizar el viaje de Quiblón.
En 1491 los Reyes se encuentran frente a Granada, en un vivaque muy
grande que dará lugar a la población de Santa Fe. Hasta allí llega Colón, ansioso
por contemplar la toma de Granada y emprender su misión. Sin embargo será
nuevamente Fray Hernando de Talavera, quien se prepara para desempeñar el
cargo de Arzobispo, el que frustre sus planes e impida que se entreviste con sus
Majestades. Mas la caída de la ciudad está muy próxima y Quiblón presiente la
manifestación de YHVH. Se dirige, pues, directamente al Convento de la Rábida,
en Rus Baal, lugar consagrado a la Gran Madre Binah: espera que el Amor de la
Diosa, la Virgen de los Milagros, lo auxilie ante la inminencia de los
acontecimientos del Destino. Y en la Rábida lo está aguardando la plana mayor
Golen para desarrollar el Ritual del Sepher Iche, la Ceremonia que permite a la
Inteligencia de Binah depositar en el corazón del Iniciado la Semilla de Barro del
hombre arquetípico: sólo que esta vez el Amor de Binah facilitará la expresión del
Niño Metatrón, un Aspecto Reflejo de Kether, la Corona de El Uno.
El jefe máximo de los Golen es Fray Juan Perez, superior del Convento de
Nuestra Señora de la Rábida y Supremo Sacerdote de la Orden de Melquisedec.
Lo secundarán en el Ritual, los laicos, y los Caballeros Templarios, Pedro
Velazco y García Fernandez, así como el franciscano Antonio de Marchena. El 2
de Enero de 1492 Boabdil entrega Granada a Don Fernando y a Doña Isabel; a
continuación, el Arzobispo Domini Canis Hernando de Talavera conmina a los
herejes, árabes y judíos, a convertirse al cristianismo: en caso contrario deberán
abandonar España; quince días después, en La Rábida, se cumple la profecía de
Bera y Birsa.
Quiblón, luciendo el hábito franciscano, se halla frente a la magnífica
escultura de la Milagrosa: esa obra se atribuye generalmente al Apóstol San
Lucas pero en verdad, según se vio el Día Trigésimo, fue tallada por un monje
Templario del siglo XIII. Los Golen acaban de oficiar el Ritual y el Gran
Sacrificador ha recibido la Shekhinah. Quiblón se siente entonces como
poseído por el Alma Universal de YHVH y cae de rodillas ante la imagen de la
Madre de Dios, a quien ve como si estuviera viviente y cuyo Amor sin límites
le consume el corazón. Un prodigio se produce y la Granada de Su Báculo
comienza a sangrar; pero Quiblón no lo nota: oye en cambio a la Gran Madre
Binah hablarle en el más puro idioma hebreo:
–Santo Quiblón, Gran Sacrificador,
Hijo del Anciano de los Ancianos
¡Su Verbo creativo es tu sagrada Voz!
El Logos Seminal del Padre
está en la Razón de tu Mente;
pero el dulce Amor de la Madre
te quema de pasión el Corazón.
Yo Soy Binah, la Madre del Meshiah,
Yo Soy Binah, la Madre de Metatrón.
Yo Soy Binah, La Inteligencia de Dios.
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