Page 359 - El Misterio de Belicena Villca
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Durante su paso por la Universidad, el joven Lito había dado muestras de una
                 preclara inteligencia que lo conducía incluso a superar a sus propios profesores,
                 mas, como además era noble y humilde, tal virtud lejos de causar el
                 resentimiento de sus pares y superiores  producía general admiración. Lo que
                 más asombraba a todos era su prodigiosa capacidad para asimilar las lenguas
                 más dispares: aparte del latín y del griego, y de los dialectos españoles tales
                 como el castellano, el catalán y  el vasko, hablaba fluidamente en árabe,
                 portugués, francés y alemán.
                        En  1522, comprendiendo Ricardo que aquella  predisposición para el
                 conocimiento debía ser encaminada, lo envió a Turdes para que los Hombres de
                 Piedra lo iniciasen en la Sabiduría Hiperbórea. Los Noyos habían restituido la
                 Virgen de la Gruta en la Capilla Privada de la Casa Señorial, aunque el Niño de
                 Piedra carecía ahora de la mano derecha, extrañamente mutilada la Noche de la
                 Lejía. Lito de Tharsis, que al decir  de los Hombres de Piedra estaba
                 experimentando la trasmutación más profunda de que se tuviera memoria en la
                 Casa de Tharsis, solía pasar todo su tiempo libre en la Capilla, penetrando como
                 nadie en el Misterio de la Vida Increada y de la Muerte Kâlibur de Pyrena.
                 Cuando recibió la Iniciación Hiperbórea, ahora con el concurso del Signo Vrúnico
                 Tirodinguiburr, advirtió a los Hombres  de Piedra que además de depositar la
                 Semilla del Niño de Piedra en su Corazón, la Virgen le había revelado una
                 Estrella Interior, un Astro verde al que podría  arribar siempre que quisiera:
                 tomando por un íntimo camino espiritual y situando su Yo en aquella Estrella, la
                 antigua Ciencia Lítica de los Atlantes Blancos no tenía Secretos para él. Era,
                 decía, como ascender a la cima de una montaña y contemplar un vasto paisaje
                 contextual que descubría  el significado estratégico de las construcciones
                 megalíticas. Y junto con la Sabiduría perdida, en el Astro interior, había
                 reencontrado a su Amada del Origen, quien le aguardaba desde su Extravío y
                 Caída, más allá del Infierno y del Paraíso, para regresar con él a la Patria del
                 Espíritu Increado.
                        Indudablemente, Lito de Tharsis poseía entonces el segundo grado de la
                 Iniciación Hiperbórea, vale decir, era un Pontífice Hiperbóreo, un Constructor de
                 Piedra capaz de tender un puente entre lo Creado y lo Increado. En la Casa de
                 Tharsis comenzó a fundarse la sospecha de que estaban en presencia del
                 Iniciado anunciado por el  Capitán Kiev, aquél que vería la Señal Lítica de
                 K'Taagar en la Piedra de Venus. Esa presunción comenzó a afirmarse cuando
                 Lito manifestó su vocación por el Noyvrayado y decidió tomar la Guardia de la
                 Espada Sabia: en 1525, sin dificultad alguna, ingresó en la Caverna Secreta  y
                 permaneció allí por el término de cinco años, en Compañía de dos Noyos que
                 custodiaban la Espada desde varios años antes.
                        Las facultades iniciáticas del Noyo Lito se fueron desarrollando
                 intensamente durante los años que duró su retiro, proceso que se aceleró aún
                 más cuando la imagen comenzó a surgir de la Piedra, es decir, hacia el cuarto
                 año de Guardia. Inicialmente borrosa, meses después la estampa de una escena
                 megalítica aparecía sobre la Piedra de Venus, a punto tal que los otros Noyos
                 también la percibían, aunque sin detalles. Al Noyo Lito, en cambio, luego de ser
                 clara con sólo posar la vista sobre la Piedra de Venus, la imagen le comunicó
                 también en varias ocasiones unas palabras que todo su poder filológico no
                 conseguía interpretar, a pesar de que era evidente la presencia de numerosas
                 raíces indoeuropeas. Las palabras eran:

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