Page 360 - El Misterio de Belicena Villca
P. 360

–¡Apachicoj Atumuruna!
                               –¡Apachicoj Atumuruna!
                                –¡Purihuaca Voltan guanancha unanchan huañuy!
                               ¡Pucara Tharsy!


                        Y he aquí lo que representaba la imagen. Como fondo, se apreciaba una
                 cadena de montañas o sierras carentes  de vegetación; de ellas, dos se
                 destacaban porque sus laderas formaban una profunda abra en medio de la
                 figura, de donde se veía surgir un hilo de agua que regaba un igualmente árido
                 valle. Pero estos elementos constituían el fondo; lo que realmente dominaba la
                 escena era una loma de suave declive, sobre cuya aplanada cumbre se erigía un
                 enorme meñir color negro, rodeado por  un círculo de ocho meñires de menor
                 tamaño. Y eso era todo, salvo los detalles menores: el cielo celeste, sólo
                 empañado por algunas níveas nubes, y el suelo donde se asentaban los meñires,
                 compuesto por una tierra marrón rojiza de la que brotaban ralos algunos pastos
                 bajos y espinosos.
                        El misterio de aquella inmutable visión se fue aclarando con el correr del
                 tiempo y hacia fines de 1529 Lito de Tharsis ya se había formado una idea
                 general de su significado; sueños y mensajes telepáticos le aportaron la
                 información complementaria que necesitaba. Según su convicción, la Piedra de
                 Venus estaba revelando aquel lugar situado “en un país lejano y desconocido”
                 que mencionara el Capitán Kiev; un país que existía  “más allá del Mar
                 Occidental”, agregaban ahora los Mensajes de los Dioses, y que no podía
                 quedar más que en la recientemente descubierta América. Los meñires habían
                 sido puestos por los Atlantes blancos mediante una técnica especial que tornaba
                 el área invulnerable frente a los posibles ataques de los agentes de la Fraternidad
                 Blanca: en aquella plaza liberada, como en la Caverna Secreta, los Hombres de
                 Piedra podrían resistir indefinidamente la presión de las Potencias de la Materia.
                 Justamente, la siguiente tarea de Lito de Tharsis, y los Hombres de Piedra
                 valentininos, sería la de hallar ese rastro y refugiarse junto a sus meñires hasta
                 los días de la Batalla Final, única manera de sobrevivir para entonces, puesto que
                 los Demonios los buscarían por todo el Mundo con ahínco  creciente a medida
                 que tales días se aproximaran.
                        De acuerdo a lo que advertían los Dioses en sus Mensajes, el peligro no
                 sería despreciable pues la persecución se iniciaría en el mismo momento en que
                 extrajesen la Espada Sabia de la Caverna Secreta, y posiblemente fuera llevada
                 a cabo por Bera y Birsa en persona. La Fraternidad Blanca, aseguraban los
                 Dioses     Liberadores,     había     concedido     fundamental      importancia     al
                 “descubrimiento” de América para sus  futuros planes sinárquicos y no estaba
                 dispuesta a arriesgarlos nuevamente; cuando la Espada Sabia saliese a la Luz
                 del Sol, Yod, el Ojo de Jehová Satanás Que Todo lo Ve, observaría en el acto a
                 sus portadores y la Fraternidad Blanca sabría de inmediato que aún quedaban
                 Señores de Tharsis con vida en este Mundo: la reacción de los Demonios sería
                 previsible; Ellos, que habían propiciado el “descubrimiento”, cultural, de América
                 por medio de sus agentes, el judío Cristóbal Colón y cientos de judíos marranos
                 al servicio de los Golen, harían todo lo posible para detenerlos y robar la Piedra
                 de Venus; el Circulus Domini Canis, por el excesivo celo puesto en reprimir la
                 acción judaica y Golen, en España y Europa, se dejó sobrepasar

                                                           360
   355   356   357   358   359   360   361   362   363   364   365