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PASAPORTE A MAGONIA 111
nación, no es precisamente el mejor camino, como demostrará
la revista que vamos a pasar a continuación de los pocos aspectos
bien documentados del caso Irwin que se conocen, y que servirán
de introducción a un comentario sobre el problema del «contacto».
Al atardecer del 28 de febrero de 1959, Gerry Irwin, un téc-
nico en misiles «Nike», regresaba en automóvil de Nampa, en Idaho,
a su acuartelamiento de Fort Bliss, en El Paso (Texas). Acababa
de gozar de unos días de permiso. Después de pasar por Cedar
City en Utah, y de girar al Suroeste para tomar la carretera nú-
mero 14, observó un fenómeno desusado, a casi diez kilómetros
después de la desviación. La campiña se iluminó y un objeto bri-
llante cruzó el cielo de derecha a izquierda. Irwin detuvo el ve-
hículo y se apeó. Aún tuvo tiempo de observar al objeto, que con-
CAPÍTULO IV tinuaba su progresión en dirección Este, hasta que una prominen-
cia del terreno lo ocultó a su vista.
IDA Y VUELTA A MAGONIA El testigo pensó que tal vez se trataba de un avión de línea
incendiado que trataba de efectuar un aterrizaje forzoso, en cuyo
caso no había tiempo que perder. En consecuencia, en vez de con-
tinuar su viaje, Irwin escribió una nota («He ido a investigar un
La mente de una persona que vuelve del
País de las Hadas suele estar en blanco, sin posible accidente de aviación. Por favor, avisen a los agentes de
guardar ningún recuerdo de lo que allí ha la ley»), y la dejó en el volante de su coche. Valiéndose de betún
visto y hecho. para el calzado, dibujó las letras STOP al lado de su automó-
Walter Wentz: La fe en las hadas en vil para asegurarse de que alguien se detendría y vería su nota, y
los países célticos.
partió entonces a pie para investigar.
Aproximadamente media hora después, un inspector de caza y
pesca vio la señal y se detuvo. Recogió la nota y la llevó a Otto
La mente del soldado de primera clase Gerry Irwin estaba en Pfief, sheriff de Cedar City, quien se dirigió al lugar al frente de
blanco cuando, el 2 de marzo de 1959, despertó en el Hospital de un grupo de voluntarios. Noventa minutos después de haber visto
Cedar City. Había permanecido inconsciente durante veintitrés
horas, murmurando de vez en cuando frases incoherentes en las el extraño «objeto», Gerry Irwin fue encontrado inconsciente y lle-
que sólo se entendía algo así como «una chaqueta en la espesura». vado al hospital. No se descubrió el menor rastro de un accidente
Cuando recuperó el conocimiento, lo primero que preguntó fue: de aviación.
«¿Hubo supervivientes?» En el hospital, el doctor Broadbent observó que la tempera-
tura y la respiración de Irwin eran normales. Parecía únicamente
La historia del soldado Irwin es muy misteriosa, y es muy
dormido,
El
poco lo que se ha hecho para esclarecerla. Sólo ha sido mencio- estar diagnosticó pero no consiguieron despertarlo. Irwin doctor Broad-
se
Cuando
bent
histerismo.
despertó,
finalmente
nado una vez en la literatura sobre los OVNIS por James Loren-
1
zen, director del APRO , y, que nosotros sepamos, no ha sido ob- sentía «bien», aunque seguía intrigado por el objeto que había
jeto de ulteriores investigaciones. Éstas, sin embargo, tal vez es- visto. También le intrigaba la desaparición de su chaqueta: en el
clarecerían ciertos aspectos del problema que hoy está en vías de hospital le aseguraron que no la llevaba cuando fue encontrado
obtener considerable publicidad y que causan cierta preocupación por la partida de voluntarios. Irwin fue llevado en avión a Fort
a los que siguen el desarrollo del contexto sociológico que pue- Bliss y puesto en observación en el Hospital Militar William Beau-
den tener los informes sobre los OVNIS. Lorenzen sugiere que mont durante cuatro días; después de ese período se le dio de
quizás hubiese que mantener en secreto una investigación militar. alta y se reintegró a sus deberes militares. No obstante, su pase,
De ser así, el secreto por parte de las autoridades, si éstas de librado por los Servicios de Seguridad, fue revocado.
verdad se hallan interesadas en mantener la paz espiritual de la Varios días después, Irwin sufrió un desmayo mientras pasea-
ba por el campamento, pero se repuso rápidamente. Pasaron unos