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diferenciación de las distintas especies, ya que el objetivo principal del proyecto era
conocer y comprender los correctos usos y propiedades de las plantas medicinales para
lo cual es necesaria una reseña técnica de las plantas, incluida su clasificación
sistemática, pero no correspondía al objetivo central del proyecto el proceso de
identificación taxonómica. Es importante tener en cuenta que, cada participante podía
traer cualquier planta que quisiera conocer y/o que ya utiliza. Es decir, no se contaba
con información previa acerca del material con el que se trabajaría, por esto mismo no
se programó trabajar con claves taxonómicas. Por supuesto, los nombres científicos que
serían registrados, eran corroborados por la coordinadora, la que previamente tenía un
listado de todas las plantas (ver Anexo i) con las que se venían trabajando en el
transcurso de los talleres (tanto traídos por los jóvenes, como utilizadas por la
coordinadora para la elaboración de los distintos preparados medicinales), las cuales
fueron ratificadas mediante una búsqueda minuciosa en distintos libros, manuales, y
muchas de las mismas fueron confirmadas por el especialista en herbolaria local, el
doctor Héctor Keller, de la Facultad de Ciencias Forestales.

Respecto a la cuarta pregunta, ¿Te gustó trabajar en grupo? ¿Por qué? todos los
participantes respondieron que Si les gusto trabajar en grupo y mencionan sus razones;
“aprendí un montón”, “porque uno interactúa”, “se compartieron muchas ideas”,
“porque pudimos compartir lo que cada uno sabe”, “nos ayudábamos haciendo las
fichas y buscando ciertas plantas”; también “porque se comparten conocimientos”
donde “se pueden apreciar los conocimientos individuales y agrupar con contenido
general”. Igualmente mencionaron que “se integran los conocimientos vulgares de cada
uno con los de la bibliografía, permitió esto un mayor debate del tema” “ya que se
podrían apreciar las plantas de los compañeros y aprender más” y al mismo tiempo “es
entretenido y divertido”.

En efecto el tipo de situaciones de enseñanza y aprendizaje propuestas, fueron
un conjunto de acciones diferentes pero que se vincularon en cada espacio y tiempo de
encuentro, es decir que, en estas situaciones los sujetos no aparecieron de forma aislada
y es, en ese contexto donde se concretizaron los actos pedagógicos tal como ha sido
propuesto por Souto (1993), en otras palabras; el aprendizaje cooperativo hace
referencia a un modo alternativo de organizar los procesos cognitivos que se han de
provocar en un proceso de enseñanza aprendizaje (Fernández, 2007), donde se presenta
una formación con los otros que está caracterizado por una red de interrelaciones
individuales, institucionales y sociales en función de un saber qué se busca incorporar o
compartir (Souto, 1993), y es allí donde los conocimientos adquieren significación para
el individuo.

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