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y que es totalmente realizable, por el simple hecho de que la coordinadora forma parte
del grupo de la Juventud Agraria de Montecarlo, de modo que pueden seguir
organizándose encuentros para el intercambio de conocimientos acerca de las plantas
medicinales, el cual podrá ser más sencillo, como mirar un video o un documental
seguido de un intercambio de ideas o debate.
Realmente se notó un gran interés y enorme participación y predisposición en
todo momento durante el desarrollo del taller. Como dice Serrano González (2002) “el
trabajo en grupo permite experimentar las dinámicas relacionales entre las personas,
el intercambio de críticas y el deseo de participación”. Además, fueron observados
muchos valores que en otras instancias no pudieron ser apreciados. En los momentos de
búsqueda bibliográfica, si uno de los jóvenes no encontraba la familia o las
precauciones o algún otro dato de una planta, y el compañero de al lado lo escuchaba,
inmediatamente buscaba rápidamente en el libro que él tenía y leía la información
complementaria que su compañero estaba solicitando. Es decir, que sobresalieron
valores tales como el cooperativismo, la solidaridad, el respeto por las ideas de los
demás y el saber escuchar, además de la amabilidad con los otros y la paciencia, que no
fueron observados en la realización del primer encuentro. Es decir que “las lecturas, las
circunstancias, la relación con los otros son instrumentos que posibilitan la formación
y orientan el desarrollo en un sentido positivo” (De Angelis, 2009).
Aunque fueron 11 nuevamente los participantes, lo que tal vez represente un
bajo número de jóvenes agrarios, sin embargo, desde que se inició el contacto con la
población, que fue a fines del 2012, ha pasado mucho tiempo, y si bien es un grupo
bastante estable, hay chicos que se retiran o se van a estudiar a otra localidad, como
sucedió con dos integrantes a fines del 2013, por lo que estos jóvenes prácticamente ya
no participan, no por falta de interés, sino porque tienen otras prioridades y otras
obligaciones. Además, considero que trabajar con un grupo reducido en cuestiones tan
puntuales contribuyó a interactuar de manera más personalizada con cada uno de los
participantes, lo cual se nota en el grado de participación y constancia en cada uno de
los talleres, ya que los 11 jóvenes que asistieron al segundo encuentro también lo
hicieron al tercero, además, de la sensación de pertenencia con los contenidos abordados
durante todo el desarrollo del encuentro, por lo cual creo que es más importante el
compromiso y el nivel de intervención de los pocos jóvenes que se involucraron que una
mayor convocatoria carente de valor de identidad.
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