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acónito, alcanfor, gingseng, raíz de granado, jengibre, ruibarbo (Ratera, 1980; Allen,
2001). El legendario emperador Shen Nung (2800 a. de C.) fue considerado el dios de la
medicina china (Ratera, 1980), es autor de un valioso libro de medicina china, en el cual
se encuentran mencionadas muchas especies de plantas medicinales y proporciona
importantes informaciones acerca de su cultivo. También fue importante el emperador
Kwang-Ti (2698-2599 a. de C.) (Ratera, 1980) a quien se le atribuye el primer tratado
de medicina que se conoce.
En la medicina asirio-babilónica se empleaban con fines curativos alrededor de
250 especies de vegetales (Sandoya, 1994; Ratera, 1980). En aquellas tierras regadas
por los ríos Tigris y Éufrates, la cultura de los vegetales permitió encontrar fórmulas
para elaborar aguas aromáticas, ungüentos y tintes (Allen, 2001), junto a productos
medicinales a partir de distintas plantas, como del aloe, amapola, belladona,
cardamomo, granado y menta (Sandoya, 1994; Ratera, 1980). Se encontraron más de
800 planchas o tabletas médicas escritas con indicaciones sobre remedios y plantas
medicinales, destinados a curar las más diversas enfermedades.
En la antigua India, una importante característica era su amor y devoción por las
flores y los vegetales en general, que ocuparon un destacado lugar en la mitología hindú
(Ratera, 1980). Se emplearon, entre otras, las siguientes plantas ajo, beleño, cálamo
aromático y cáñamo.
La historia de la medicina natural en la antigua Grecia tuvo gran avance. En
Creta se encontraron tablillas de arcilla donde se dejaba constancia del empleo de
ciertas yerbas medicinales como ajenjo, anís, lirio de Florencia, menta (Ratera, 1980) y
otras. Hipócrates (460-357 a. de C.) calificado como “Padre de la Medicina” griega, fue
el primero en desarrollar un sistema terapéutico independiente de creencias y
supersticiones, considerando que las enfermedades eran diagnosticadas y curables con
base en depurativos y una dieta adecuada, además de enfatizar en el reposo (Sandoya,
1994). Junto a sus discípulos reunió un acervo de conocimientos médicos en el conjunto
de tratados “Corpus Hipocraticum” (Sandoya, 1994) en el cual se describen un
tratamiento para cada enfermedad. Menciona en sus trabajos a la cicuta, eléboro negro,
pastinaca y otras plantas (Ratera, 1980). Asimismo, Sócrates (470-401 a. de C.)
príncipe de los filósofos de Atenas, murió heroicamente por la acción de una de estas
plantas, la cicuta (Ratera, 1980).
Es interesante además destacar a Aristóteles (384-322 a. de C.) y a Teofrasto
(372-287 a. de C.) que en sus escritos nombran diversos vegetales medicinales,
Aristóteles había preparado un jardín Botánico que luego fue heredado por Teofrasto
(Ratera, 1980), donde se cultivaban alrededor de 450 especies de vegetales.
Más tarde, Galeno (131-201 d. de C.) médico y filósofo griego considerado
“Padre de la Farmacia” por la forma en que preparaba los medicamentos en su
laboratorio (Allen, 2001), destaca el empleo de plantas medicinales, tanto en su forma
integral como en forma de polvo, las cuales eran disueltas en agua, alcohol o vinagre,
para la preparación de ungüentos cataplasmas y otros medicamentos (Sandoya, 1994).
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