Page 137 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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Finalmente, la ley dispone que en el futuro todo ciudadano alemán, hasta la edad de 40
                  años, puede ingresar voluntariamente al seguro social. Por medio de esta ley, que crea la
                  posibilidad de seguro para todos los alemanes, queda abierto definitivamente el camino
                  hacia el seguro popular. Gracias a la nueva ley, la situación del obrero alemán se mejora
                  con el aumento de una suma de más de 500 millones de marcos anuales originados por
                  el pago de seguros, la ampliación de indemnizaciones a la infancia y las facilidades en
                  el pago de las cuotas de seguro para los mineros. Al mismo tiempo se establece la base
                  financiera para garantizar de modo permanente la capacidad de satisfacer los pagos de
                  seguros de pensiones de invalidez, de empleados y de mineros, sin que ello presuponga
                  un gravamen complementario para los asegurados y sus patronos, con excepción de los
                  empresarios mineros.
                  Una idea de la importancia del seguro obrero de Alemania, en el año de 1937, la dan las
                  cifras siguientes:



                  El crecimiento del capital de las compañías de seguros sociales, que ha ascendido de
                  4627,8  millones de marcos en el año de 1932 a  7.439,2 millones en el año de 1937,
                  demuestra el progreso alcanzado desde la toma del poder por el nacionalsocialismo.
                  La desaparición casi absoluta del paro obrero en Alemania ha dado nueva importancia a
                  una organización que en los años anteriores había desplegado una actividad perjudicial:
                  la Oficina nacional de colocación y de seguro contra el paro forzoso. El nuevo Estado
                  ha preferido dar trabajo al parado, en lugar de aumentarle el subsidio.
                  La Oficina nacional, que antes se hallaba casi ahogada bajo el peso del paro obrero en
                  masa y que estaba condenada a un trabajo nada satisfactorio, de nuevo pudo dedicarse
                  con toda energía a la labor de colocación de obreros. Su actividad ha experimentado una
                  transformación  fundamental.  A  esta  oficina  ha  sido  encomendada  por  el  Estado  la
                  reglamentación sistemática de la colocación del obrero. Sobre esta base se establece la
                  organización  del  seguro  contra  el  paro  forzoso.  La  Oficina  nacional  debe  entrar  en
                  acción hasta que no se  hayan agotado todas las  demás posibilidades. Como se  ve, el
                  punto de vista en cuanto al seguro contra el paro no es la demanda legal de apoyo como
                  compensación a las cuotas deducidas sino la ayuda consciente en virtud de las medidas
                  tomadas por el Estado para la colocación del obrero.
                  No obstante el notable aumento de la cuota del obrero colocado, la situación financiera
                  de la Oficina nacional en los tiempos anteriores a 1933 padecía bajo la enorme deuda
                  (alrededor de 1.500 millones de marcos en 1931) que exigía a menudo la intervención
                  del  Estado.  Actualmente,  la  oficina  no  sólo  se  mantiene  por  si  misma  sino  que  ha
                  liberado al Estado y a los municipios de las cargas del socorro para subsanar la crisis
                  que se elevan a unos 3.000 millones de marcos.
                  La colocación de obreros en un país con más de 20 millones de trabajadores y en el que
                  no  siempre  se  ofrecen  nuevas  ocasiones  de  trabajo,  pero  en  el  cual  hay  suficientes
                  obreros capacitados, es un factor sumamente importante; la necesidad de un equilibrio
                  se  impone.  La  reorganización  del  Ejército  hizo  ver  la  necesidad  de  establecer  una
                  reglamentación  entre  las  distintas  edades  de  los  obreros  y  de  ciertos  grupos  de
                  especialistas. A este fin se destinan la ley sobre la reglamentación del trabajo del 15 de
                  mayo de 1935,  que autoriza a la Oficina nacional prohibir la entrada de obreros en los
                  distritos municipales con elevada cifra de parados, y la ley del 5 de noviembre de 1935
                  que  centraliza  en  la  Oficina  los  servicios  de  colocación  obrera,  de  asesoramiento
                  profesional y de aprendizaje.





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