Page 144 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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Trabajo, así como todas las asociaciones privadas de asistencia social: la misión interior
                  de  la  Iglesia  evangélica,  la  católica  Caritas,  la  Cruz  roja  alemana,  el  Ejército  de
                  salvación, los servicios públicos e incluso los Adventistas.
                  Toda  esta  labor  de  carácter  organizador  y  financiero  hubiera  quedado  en  estado
                  fragmentario si los encargados de ella no hubieran recibido la ayuda de la multitud de
                  colaboradores voluntarios de ambos sexos. En los meses de invierno de 1937/38 pasó de
                  un millón el número de colaboradores a titulo honorario. Esto explica el enigma de los
                  escasos  gastos  administrativos  del  WHW.  Del  estado  de  cuentas  del  año  1937/38  se
                  deduce que los gastos han importado el 1’8% de las cantidades recaudadas.
                  Los fondos se obtienen de las más distintas maneras: una de ellas es el “Domingo del
                  Plato  Único”:  el  primer  domingo  de  cada  mes  de  invierno  sólo  se  debe  consumir  al
                  mediodía un plato de comida cuyo valor no ha de pasar de 50 céntimos, aplicándose lo
                  mismo  para  las  casas  particulares  que  para  los  restaurantes.  Estos  últimos  deben
                  entregar  la  cuota  así  obtenida  al  Auxilio  de  Invierno,  mientras  que  los  particulares
                  contribuyen a la colecta. Otros domingos se hacen colectas en las calles y en las casas
                  en las que se venden insignias y emblemas. En el campo se colectan comestibles y lo
                  mismo  en  los  almacenes  y  casas  de  comercio,  oficinas,  etc.  Las  asociaciones  de
                  dependientes y empleados han establecido descuentos proporcionales a los sueldos y los
                  obreros  ceden  por  mes  el  importe  de  una  hora  de  trabajo.  Los  titulares  de  cuentas
                  corrientes en el Banco o en el Correo son invitados a donar mensualmente una cantidad
                  determinada  y  en  las  sociedades  industriales  y  de  comercio  se  pasan  listas  de
                  recaudación. En la calle se ha organizado con éxito una lotería cuyos billetes cuestan
                  medio marco. Las personalidades más destacadas del Estado y del Partido se ponen a
                  disposición del WHW para las colectas en la calle. En las organizaciones festivales más
                  variadas actúan gratuitamente los más conocidos artistas. El producto total recaudado
                  pasa a manos del WHW.
                  No  menos  importante  es  el  resultado  producido  por  la  obra  del  WHW  en  lo  que
                  concierne  a  la  economía  nacional.  En  primer  lugar  hay  que  citar  las  compras  de
                  productos alimenticios. El WHW no sólo es el mayor comprador de patatas y harina del
                  mundo sino también de pescado y de otros comestibles. Las patatas distribuidas por el
                  WHW podrían llenar un saco cuyo fondo sería capaz de contener una pequeña ciudad
                  alemana.  El  WHW  adquiere  el  20%  del total  del  pescado  que  entra  el  Alemania. El
                  “Hamburger  Fremdenblatt”  hizo  constar  que  en  el  mercado  de  Altona  se  prepararon
                  unos 4 millones y medio de kilos de pescado en filetes para el WHW con lo que cientos
                  de  obreros  y  obreras  tuvieron  un  intenso  trabajo  durante  dos  meses.  La  grandiosa
                  demanda de la  WHW ha puesto en  movimiento, por primera vez en  la  historia de  la
                  pesca de alta mar, a toda la flota pesquera de Altona durante los meses que antes se
                  estimaban como tiempo de amarre inevitable.
                  Las compras del WHW obran también al mismo tiempo como reguladoras del mercado.
                  Las ofertas repentinas del mercado quedan absorbidas por tales compras y con ello se
                  impide  una  baja  perjudicial  del  precio  y  el  aniquilamiento  de  importantes  valores.
                  Cuando, en el verano de 1935, de gran sequía, la escasez de pastos obligó a sacrificar un
                  mayor número de reses que en los tiempos normales, la dirección del WHW se declaró
                  dispuesta  a  adquirir  mayor  cantidad  de  carne;  asimismo  mandó  conservar  cientos  de
                  miles de quintales de verdura fresca. En el invierno de 1935/36, el WHW compró unos
                  19  millones de kg.  de  legumbres que,  debido  a  la espléndida cosecha,  no podían  ser
                  vendidas en el mercado libre y que de otro modo se hubieran perdido inútilmente. El la
                  lucha contra el frío el factor más importante es el aprovisionamiento de carbón por el
                  WHW. En el invierno de 1937 a 1938 se distribuyeron unos 42 millones de quintales de
                  carbón; en esta cifra no se cuenta ni la turba ni la leña consumidas. Se puede imaginar la



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