Page 172 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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A  estas  razones  tan  claramente  expuestas  se  puede  añadir  todavía  que  una
                  desvalorización  habría  sido  equivalente  a  un  aumento  en  las  cargas  de  las  deudas  al
                  extranjero, ya que éstas en su mayoría están estipuladas en divisas. La ventaja obtenida
                  por Alemania en la reducción de sus deudas a consecuencia de la desvalorización de las
                  otras monedas habría desaparecido totalmente. Por otra parte existiría el peligro de que
                  las  exportaciones,  actualmente  posibles,    tendrían  que  ser  ofrecidas  a  un  precio  más
                  barato  que  hasta  el  presente,  de  modo  tal  que,  expresado  en  moneda  extranjera,
                  aparecería en  primer  lugar  una reducción del  producto  de la exportación que,  por  de
                  pronto,  tendría  que  ser  compensado  por  un  aumento  de  ésta.  En  tanto  que  sólo  se
                  realizara un aumento  en la cantidad y no en la calidad no se conseguirá ventaja alguna
                  sino,  al  contrario,  una  desventaja  en  relación  con  el  estado  actual,  puesto  que  el
                  contingente de materias primas  incluido en  las cantidades aumentadas de exportación
                  tendría que ser pagado en moneda extranjera.
                  Por  último,  una  desvalorización  de  la  moneda  en  un  país  como  Alemania,  ya
                  acostumbrado a la inflación, tendría sin duda alguna repercusiones perjudiciales en el
                  aparato crediticio y en el espíritu de ahorro del pueblo. Todos los progresos que se han
                  logrado en el campo del mercado de capitales quedarían anulados de golpe.
                  El 27 de septiembre de 1936 el gobierno francés hizo llegar a manos del gobierno del
                  Reich la nota publicada por París, Londres y Washington sobre la desvalorización del
                  franco francés llamando la atención en particular sobre el párrafo en el que se solicitaba
                  la colaboración del resto  de  las  naciones para  llevar  a cabo  la política  formulada  en
                  dicha nota. El presidente del  Reichsbank puso en conocimiento de la opinión pública
                  que el propósito proclamado en la declaración de las tres potencias “de mantener la paz,
                  de  favorecer  la  creación  de  condiciones  que  puedan  contribuir  del  modo  más
                  conveniente al restablecimiento del orden en las relaciones económicas internacionales
                  y de hacer una política que tenga por nota el desarrollo del bienestar en el mundo y el
                  mejoramiento del nivel  de  vida de  los pueblos”  corresponde en  todo  su contenido  al
                  deseo  y  voluntad  que  Adolfo  Hitler  ha  expresado  reiteradamente  es  sus  solemnes
                  declaraciones. El Gobierno y el Banco Nacional por su parte han llegado a la conclusión
                  de  que  Alemania  no  desea  aumentar  más  la  inseguridad  del  comercio  internacional,
                  intensificada  por  las  medidas  desvalorizadoras  del  extranjero,  ya  que  Alemania
                  contribuiría como un elemento más de inseguridad en  la situación  monetaria.  “Por lo
                  que concierne a  Alemania -declaró el  Dr. Schacht- quisiera decir que el  sistema del
                  control  de  divisas,  cuyas  incomodidades  y  defectos  hemos  reconocido  en  todo
                  momento, no podrá hacerse superfluo por una simple desvalorización. La pesada carga
                  de las deudas resultante de la injusticia de Versalles y las dificultades en procurarnos
                  nuestras materias primas nos obligan a adoptar tal sistema. Solamente la atenuación de
                  las  cargas  que  sobre  nosotros  pesan  podrá  hacer  innecesario  el  régimen  alemán  de
                  divisas. De la solución de esta cuestión depende no solamente el bienestar económico de
                  Alemania sino  el  de todos los países  interesados en  la capacidad de absorción  de un
                  mercado de 80 millones de almas.”
                  Estas palabras no hacen más que confirmar el programa del Gobierno nacionalsocialista
                  a su advenimiento al poder: ¡Nada de experimentos monetarios!
                  La nueva dirección de la Economía
                  El 27 de noviembre de 1937 el Führer relevó al Dr. Schacht accediendo al la petición de
                  éste, de su cargo de ministro de Economía. El Dr. Schacht continuó siendo presidente
                  del directorio del Reichsbank. Al mismo tiempo, en consideración a que debía continuar
                  como  consejero  personal  del  Führer  y  Canciller  al  Dr.  Schacht  se  expresa  el
                  agradecimiento  por  los  servicios  extraordinarios  que  éste  ha  prestado,  y  que  se  han
                  tenido en cuenta las razones que le han impulsado para pedir el ser relevado de su cargo.



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