Page 24 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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Al mismo tiempo, una ley “municipal alemana” aseguraba la estrecha colaboración de
                  los municipios con el Partido y el Estado para alcanzar mediante su común el máximo
                  rendimiento en los fines que el Estado se propusiera.
                  Por la legislación que acabamos de citar y por otras medidas no menos importantes se
                  hizo realidad la idea nacionalsocialista resumida en una frase: “Un pueblo, un Estado,
                  un  Führer”.  He  aquí  algunas  de  estas  leyes:  substitución  de  la  denominación  de
                  ciudadano  de  Estado  federal  por  la  de  ciudadano  del  Reich;  eliminación  de  las
                  representaciones  federativas  ante  el  Reich;  traspaso  de  los  órganos  de  la  Justicia  al
                  Gobierno central;  fusión del Ministerio prusiano de la Gobernación con el del  Reich;
                  creación de un Ministerio de Educación nacional; unificación de las fuerzas dispersas de
                  las policías federales en una policía del Reich subordinada al jefe de las SS Heinrich
                  Himmler, y, por último, la “Ley de funcionarios alemanes.”
                  Igualmente,  por  las  leyes  del  1º  de  diciembre  de  1936,  “sobre  la  organización  y
                  administración de la capital del Reich” y del 26 de enero de 1937 “sobre la ciudad de
                  Hamburgo,  incorporando  los  municipios  vecinos”,  se  fijaron  las  reformas  de  los
                  distritos  correspondientes  a  Berlín  y  Hamburgo.  Tales  disposiciones,  así  como  la
                  simplificación de  algunos  limites entre  los Estados federales  del  Norte de Alemania,
                  significan los primeros pasos hacia la supresión de los Estados federales y la división
                  del Reich en distritos de igual forma estatal y administrativa.
                  Sería injusto cerrar este capítulo dedicado a la reconstrucción interna de Alemania sin
                  mencionar la disciplina con la cual se ha desarrollado la acción revolucionaria a pesar
                  de la extensión y rapidez que ha tenido.
                  En  el  discurso  ante  el  Reichstag  del  30  de  enero  de  1937  el  Führer  resumió  los
                  acontecimientos de los últimos cuatro años y los éxitos alcanzados durante su gobierno,
                  definía  la revolución  nacionalsocialista como  una  “revolución  de  las revoluciones”  y
                  declaraba estar orgulloso de haber  hecho  la mayor transformación del pueblo alemán
                  con el mínimo de víctimas y pérdidas materiales.
                  “Sólo ahí, donde el placer sanguinario bolchevique, que, aun después del 30 de enero de
                  1933, creía imposible impedir por la fuerza bruta la victoria o la realización de la idea
                  nacionalsocialista  -dijo  el  Canciller-  hemos  respondido  nosotros  con  la  fuerza  y,
                  naturalmente de una manera fulminante. Otros elementos, cuya insumisión unida a la
                  más  grande  incultura  política  era  notoria,  fueron  puestos  en  prisión  preventiva  para
                  volverlos a dejar en posesión de su libertad al cabo de poco tiempo. Y sólo muy pocos
                  cuya actividad política era la capa con que cubrían su actitud criminal confirmada por
                  numerosas condenas, fueron impedidos de continuar su obra de destructora, dándoseles
                  ocasión -por la primera vez en su vida- de tener una ocupación provechosa.
                  De  esta  manera  toda  la  revolución  nacionalsocialista  contó  menos  víctimas  que  las
                  hechas  contra  nosotros  sólo  en  el  año  1932  por  nuestros  enemigos  bolcheviques  en
                  Alemania, y esto sin hacer revolución.
                  Fue posible gracias al principio por el que nos hemos guiado hasta ahora y del que no
                  nos  olvidaremos  en  el  futuro:  el  fin  de  una  revolución  o  de  una  transformación
                  cualquiera no debe ser de crear un  caos sino el  de substituir algo  malo por otra cosa
                  mejor...”
                  Quien tuvo ocasión de convivir los días de la toma del poder por los nacionalsocialistas
                  puede asegurar con toda franqueza que,  en contra de las afirmaciones del  extranjero,
                  esta  revolución  se  hizo  sin  derramamiento  de  sangre  y,  además,  sin  ocasionar  daño
                  material alguno. Las noticias sensacionales sobre cadáveres en el Spree, pogromos de
                  judíos,  asesinatos,  etc.,  pertenecen  a  la  propaganda  calumniadora  o  al  reino  de  la
                  fantasía. Desde luego ha habido choques inevitables entre pequeños grupos de enemigos
                  políticos: ahí donde hubo atentados, el Gobierno hizo todo lo necesario para impedirlos



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