Page 261 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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que pretende no es hacer cultura, sino dirigirla. Hoy en día, el artista está de nuevo en
medio del pueblo y colabora a la reconstrucción de la Nación. En cada una de las
cámaras adquiere la conciencia del deber, de la disciplina y del honor profesionales.
Además, la organización trata de aliviar las necesidades materiales del artista y de
protegerlo de la miseria causada por la vejez o la enfermedad. Una vez resumidos los
progresos obtenidos por la Cámara Nacional de Cultura, el ministro hizo alusión a que
esta vez la asamblea había tenido lugar junto con la organización “la Fuerza por
Alegría”. Esto quiere decir que es un deber del artista alemán dirigirse al pueblo, como
parte integrante del mismo, y poner su arte en contacto directo con la Nación.
Según el ministro, existen todavía obstáculos e inconvenientes que impiden asegurar
una dirección única en la política cultural. A esto puede referirse también la cuestión de
la crítica del arte que es necesario llevar al camino recto de la contemplación de la obra
de arte. La crítica todavía lleva en sí rasgos de los tiempos pasados, lo que ha obligado
al ministro a prohibirla por medio de un decreto y sustituirla por el examen o
descripción de la obra de arte. Tal disposición no significa la prohibición de manifestar
libremente su opinión, pero esta sólo debe expresarla el comentarista que en realidad
tenga la aptitud de deliberar y juzgar en estas cuestiones y, basándose en su saber, en
sus conocimientos y en su capacidad, tenga el derecho de emitir juicio sobre los que
presentan a la opinión pública las creaciones de su imaginación. El arte no sufrirá daño
alguno al desaparecer la crítica, ya que los malos artistas desaparecen bien pronto,
mientras que los verdaderos tienen asegurada la libertad de su genio creador y la
intangibilidad de su honor artístico.
La segunda cuestión la constituye el elemento erótico en el arte. Sólo se puede admitir
una obra de arte, si está ejecutada con el gusto estético necesario; un cierto placer de los
sentidos es admisible, ya que de la contemplación del objeto artístico nace el placer
estético.
El Dr. Goebbels explicó además, que no todo lo que sea arte sencillo e ingenuo se debe
desechar como inferior. No todo el mundo, por ejemplo, es lo suficientemente cultivado
musicalmente para oír e interpretar una ópera de Wagner. Por esto debe haber también
otro género de música, y los que la compongan rinden también un gran servicio al
pueblo. El artista vive de los encargos que se le hacen y la misión del Estado es tender
su mano protectora para que el Arte subsista con su alto cometido. El Estado ha de ser
el mecenas del Arte, y le corresponde igualmente cuidar de los artistas en su vejez. La
fundación “Homenaje al Artista” significa el comienzo de una gran obra que ha de
abarcar a todos los que se dedican al arte.
En abril de 1938, el ministro Goebbels suprimió la unión personal que había sido
necesaria establecer durante la organización de la Cámara nacional de cultura, entre la
dirección de algunas secciones del ministerio de Propaganda y las oficinas de la citada
Cámara. Así quedaron separados los asuntos del Ministerio y los de la Cámara Nacional
de Cultura, de modo que el Ministerio tiene la dirección política y político-cultural,
mientras que la Cámara cuida de la tutela profesional de sus miembros.
En la asamblea de la Cámara Nacional de Cultura del año 1938, celebrada el primero de
mayo en la Opera Alemana de Berlín, el Dr. Goebbels aludió a que algunos periódicos
extranjeros habían afirmado que el resurgimiento económico y político de Alemania se
ha efectuado en detrimento de sus bienes culturales. En realidad, Alemania ha llegado a
ser un pueblo de ingenieros y constructores de caminos, de organizadores políticos y
oradores, de inventores industriales, de estrategas e instructores militares, pero con ello
no ha perdido su carácter eminentemente cultural. El cultivo de los bienes intelectuales,
el fomento de las bellas artes, arquitectura, literatura, teatro y cine no tiene su igual en
ningún otro país. Las obras arquitectónicas monumentales surgen como testigos de la
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