Page 264 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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medio de aparatos. La estima que la radio alemana goza entre el pueblo se debe sobre
todo a que con sus emisiones se ha arraigado verdaderamente en el espíritu popular.
Hoy están frente al micrófono de las estaciones emisoras hombres que proceden del
pueblo, hablan su lenguaje y componen sus programas inspirándose en la inagotable
fuente de las tradiciones populares, de modo que todo el mundo pueda entenderlos.
Durante las exposiciones anuales de radio, el programa está a disposición de intérpretes
voluntarios del pueblo.
Una novedad interesante la constituyen las transmisiones radiofónicas durante los
intervalos de descanso en las fábricas, que proporcionan al obrero para su propio hogar.
Esto, desde luego, va en beneficio de la industria de la radio, pues además del receptor
popular se ha creado otro llamado “receptor DAF” (DAF = Frente Alemán del Trabajo),
que se destina a la recepción para un círculo numeroso de oyentes.
La Cámara de la Industria, ha estimulado también la construcción de un receptor de
ultramar para los alemanes que residen fuera de Europa: El progreso en la técnica de los
receptores portátiles de batería ha hecho posible la recepción al aire libre; este tipo de
construcción ha sido favorecido por el Estado para aliviar la difícil situación del
mercado de la radio durante los meses de verano.
Para evidenciar la íntima colaboración entre la dirección oficial y la industria de la radio
se puede citar, además de la exposición nacional que tiene lugar todos los años en
Berlín, las exposiciones regionales celebradas en distintas ciudades del Reich.
Numerosos coches de propaganda de la Cámara de la Radio se trasladan a todos los
puntos del país para exhibir esta nueva conquista de la técnica a los habitantes del
campo. En estos viajes, se han recorrido en los últimos nueve meses del año 1936
alrededor de 60.000 kilómetros.
El certamen de locutores refuerza asimismo la unión entre la radio y el oyente. La
radiodifusión ha llegado a ser así en Alemania una cosa propia del pueblo entero.
Gracias a la eficaz actuación de la Cámara Nacional del Teatro, se ha conseguido un
notable progreso del arte escénico. Antes de 1933 los teatros en Berlín, incluso los
nacionales, estaban casi ante la ruina; actualmente hay en Alemania 159 teatros
nacionales y municipales, y numerosos teatros sostenidos por organizaciones culturales.
A esto hay que añadir 45 grandes teatros ambulantes y 46 teatros privados. Estos 250
teatros están completados por otras 81 pequeñas empresas ambulantes. Más de 90 de los
teatros grandes dan representaciones de ópera. El Reich dispone, como se ve, de un
número de teatros que ni absoluta ni relativamente es alcanzado por ninguno de los
otros países. El número de los artistas ocupados en los teatros alemanes es, en
proporción con los espectadores, en un 70 a 80 por ciento más elevado que el de los
artistas en los teatros alemanes fuera de las fronteras del Reich.
La Cámara Nacional del Teatro interviene en muchas cuestiones importantes. Para
evitar, por ejemplo, que los especuladores, intrusos o aventureros puedan abrir teatros y
perjudicar la vida artística, nadie puede, sin permiso de la Cámara, fundar o dirigir un
teatro. Este permiso no se concede hasta que el solicitante haya podido demostrar su
capacidad artística, personal y económica. Entre otras cosas, se exige la prueba de
poseer el capital necesario, y debe depositarse en la Cámara una fianza para asegurar los
derechos de los artistas en caso de quiebra. Los tribunales arbitrales propios deciden
sobre litigios económicos y profesionales.
La contratación de los artistas se efectúa por intermedio del Servicio de información,
que es gratuito. Los artistas jóvenes son sometidos a pruebas de aptitud; en los casos en
que esta sea superior a la mediana, la organización profesional se hace cargo de los
aspirantes, cuidando de su educación artística. La reacción de una Academia de Teatro
para artistas jóvenes de aptitudes sobresalientes está en vías de realizarse.
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