Page 96 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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La tercera calidad que se exige del SS es que mantenga indivisible la fusión de los
conceptos fidelidad y honor. Sobre el puñal de servicio de la SS están grabadas estas
palabras de Hitler: “Mi honor se llama lealtad”. A los SS se les inculca que se pueden
perdonar muchas cosas en este mundo pero jamás la deslealtad, pues la lealtad emana
del corazón. La inteligencia puede incurrir en errores que pueden ser nocivos pero no
incorregibles; el corazón, en cambio, latirá siempre con el mismo pulso.
“Lealtad” significa para el nacionalsocialista: lealtad al Führer, al pueblo alemán, a la
sangre, a la familia, al camarada, y a las leyes inmutables de la moral, de la decencia y
de la caballerosidad.
De la SS se exige, por último, obediencia absoluta y espontánea en mayor grado. Todas
las inclinaciones y opiniones personales deben ser sacrificadas en aras del deber.
Por una ley se impone al SS la obligación de defender su honor y de igual manera la de
respetar el honor de los demás. A pesar del rigor de los principios se exige la bondad y
la nobleza hacia los camaradas, compatriotas y semejantes en general.
En un folleto titulado “Cincuenta preguntas y respuestas para el SS”, la primera
pregunta dice así: “¿Qué reza tu juramento?” He aquí la contestación: “Te juramos,
Adolfo Hitler, a ti, Führer y Canciller del Reich, valor y lealtad. Te prometemos
obediencia hasta la muerte a ti y a los jefes que tu nos designes. ¡Válganos Dios!”
Segunda pregunta: “¿Luego, crees tu en un Dios?” Respuesta: “Si, creo en Dios
Todopoderoso.”
Estas dos respuestas marcan claramente el criterio de la SS con respecto a la religión.
No obstante, esto no impide que, además de los judíos y masones, se considere al clero
político como el más peligroso enemigo del Estado.
La SS debe garantizar la seguridad interior de Alemania; con ese fin se ha establecido
en su dirección general un servicio de Seguridad organizándose la policía secreta del
Estado (Gestapo). El Jefe de la SS, Himmler, primeramente fue nombrado Jefe de la
Gestapo y, por último, Jefe de toda la policía alemana.
El Cuerpo Motorizado Nacionalsocialista (NSKK)
Además de la SA y SS, como organización autónoma del Partido NSDAP (Obrero
Alemán Nacionalsocialista) existe el cuerpo motorizado nacionalsocialista. Después del
advenimiento al poder esta formación ha alcanzado mayor desarrollo que todas las
demás que integran el Partido; su gran progreso está directamente enlazado con la
motorización general de Alemania, sobre la cual hablaremos al tratar de las
comunicaciones.
Al principio, la NSKK se componía de un pequeño grupo de elementos nacionalistas
con motocicletas y automóviles de su propiedad. Su dirección fue confiada por Adolfo
Hitler a Hühnlein, ex-mayor de Estado Mayor. Hühnlein es uno de los más antiguos
compañeros de lucha del Führer, tomó parte en la revolución de Munich, por cuyo
motivo sufrió medio año de prisión. Gracias a su espíritu de lucha, la NSKK conquistó
gran fama en la historia del movimiento hitleriano; en sus filas se cuentan numerosas
víctimas inmoladas por la causa. Esta sección habría perdido mucho de su importancia
si Adolfo Hitler no hubiera reorganizado la motorización alemana. Hühnlein, jefe del
Cuerpo, apoyado en la energía, en la voluntad de trabajo y en la experiencia de sus
subordinados, consiguió transformar esta sección en un valioso instrumento de la
economía y de la defensa nacional.
El NSKK se componía al principio de unos 30.000 miembros; actualmente la forman 4
grupos superiores motorizados, 3 grupos motorizados y 21 brigadas que comprenden
unos 500.000 conductores. Una organización tan enorme no podía menos que constituir
por sí sola un organismo autónomo del Partido, junto a la SS y SA.
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