Page 107 - Egipto TOMO 2
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EL CAIRO
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acordado los padres de consultar á la novia; la verdad es que no hay para qué; pues aun
cuando tiene el derecho de oponerse, una negativa de parte de una muchacha casadera es
cosa tan desusada que raya en los límites de lo incomprensible, por no decir de lo imposible.
¿Cómo ha de juzgar inaceptable al marido que la khatbeh, con la labia que Dios le ha dado,
le pinta con los colores que más pueden exaltar su imaginación? Es posible que Aisha haya
visto á su futuro cuando ambos eran pequeñuelos, lo que nada tendría de particular si fuesen
primos, cosa que acontece con frecuencia; pues entre los árabes es común, por lo mismo que
se juzga honroso, casarse con la «hija del tio.» En cuanto á los felahes y á los trabajadores,
mujeres no siempre pueden permanecer veladas, ó vivir en el interior de sus
cuyas hijas y
casas, eligen sus mujeres después de haberlas visto y contemplado.
Así las cosas, si ambas familias
se han puesto de acuerdo respecto de
los asuntos generales, comienzan las
negociaciones particulares entre el
futuro y el padre de Aisha, empezán-
dose por lo relativo á las rentas con
que podrá contar la esposa caso de
enviudar. El novio debe asegurar á
aquélla una cantidad, de la cual por
punto general entrega anticipadamen-
te los dos tercios, conservando el
resto en su poder para entregarlo si
llega el caso de tener que separarse
los cónyuges. Con el dinero entre-
gado por el futuro marido, la familia
de la novia forma y da á éste el todo
ó parte del dote que aporta aquélla al
matrimonio, de manera que, como se
JOVEN DEL CAIRO
ve, nada hay en todo esto que ofrezca
carácter de venta de la hija por parte de sus padres: lejos de esto, la fortuna de la mujer es
completamente libre é independiente de la del marido, encontrándose eficazmente protegida
por las leyes y por la costumbre. Con todo preciso es convenir en que difícilmente se llega á
determinar lo que debe constituir la viudedad, sin que se haya estipulado largo y tendido por
ambas partes; mas vencido este inconveniente, que puede considerarse el de mayor monta,
puede decirse que queda terminado cuanto se refiere al contrato matrimonial. Generalmente
se consigna en un documento, que lleva el nombre de escritura: pero basta también una ma-
nifestación verbal hecha en presencia de persona constituida en autoridad, con tal que á ella
asistan también testigos. Hecho esto, en uno de los dias próximos, á la hora del medio dia,
el novio se dirige acompañado de dos amigos á la casa de su elegida, en la cual le aguarda el