Page 105 - Egipto TOMO 2
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EL CAIRO
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                 vistas, enterarse de  lo que pasa en  la calle. A  lo largo de las paredes se een di\anes ú
                                              pendientes de aquéllas, anaquelerías llenas de
                 otomanas tapizados de riquísimas estofas; y
                 fruslerías de metal y  porcelana.  En  el patio y en  las habitaciones  del dueño,  existen
                 escaleras de servicio que comunican con  el harem. Además de  la  kcc a, suntuosamente
                 amueblada, de la cual puede formarse idea el lector por el dibujo de la pág. 97, debido al lápiz
                 del artista Seel, ponemos también ante sus ojos la de la casa del jeque Sadat, en la cual ha
                 logrado introducirse Francisco Dillon. Es este uno de nuestros mejores amigos, que á tuerza
                 de viajar por Egipto ha concluido por encontrarse en  el Cairo como en su propia casa y ha
                 dispuesto su taller en Londres de un modo que puede considerarse verdaderamente árabe en
                 el sentido más elevado de la palabra. En el mismo Cairo existe un ebanista, M. Parvis, de
                 Turin, que gracias al paciente estudio que tiene hecho de la ornamentación árabe, se halla
                 en disposición de construir muebles preciosísimos, completamente ajustados á los modelos del
                 tiempo de los califas, muebles que han excitado la admiración de ios inteligentes en todas las
                 exposiciones universales; pero como dichos productos del arte moderno resultan carísimos,
                 los cairotas prefieren sustituir el admirable mueblaje de sus casas, por armarios que resultan
                 muy económicos y otros muebles semejantes procedentes de Francia y de Alemania. En la
                 parte posterior de la casa encuéntranse las cocinas y  demás aposentos propios del servicio, y
                 generalmente un molino y una panadería. Conocida ya la disposición del edificio, procuremos
                 penetrar en él en uno de esos momentos de expansión, que ocurren en la vida de las familias,
                 y veamos de qué manera ó por qué procedimientos el dueño de aquélla se ha proporcionado la
                 que llama su esposa; cómo se ha separado de los suyos para fundar una nueva familia; de
                 qué manera, en fin  , como buen musulmán que es , celebra las grandes fiestas con sus com-
                 patriotas, pasa el mes de Ramadan, y le muestra el interés que le inspiran los que han ido en
                 peregrinación á la Aleca.








                   Es en este país costumbre generalmente establecida, que el hombre se establezca por su
                 cuenta, formando familia aparte, en cuanto le apunta el bozo y sabe ganar su subsistencia, y
                 como en último resultado,  la vida es más sencilla y ménos complicada que en Europa, y
                 pueden realizarse sus diferentes fines sin grandes dispendios, no es cosa difícil llevar á cabo
                 semejante propósito: así se explica que se encuentren muy pocos hombres que á los veinte
                 años no sean ya maridos y padres.  El que pudiendo trabajar no se casa, corre peligro de que
                                                         y conforme con la naturaleza
                 se le tenga por un calavera ó libertino. Lo que de provechoso
                 existe en esta manera de considerar la cuestión salta á la vista, sin que sea necesario encare—
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