Page 110 - Egipto TOMO 2
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106 EL CAIRO
detiene de cuando en cuando con verdadera
fruición, con el propósito de regalar la
vista v el oido de los que discurren por las
calles que recorre y de esta suerte llega al
baño. El establecimiento se ha tomado de
antemano por cuenta de la novia y su
acompañamiento, á cuyo efecto liase colga-
do en la puerta un lienzo blanco, para que
sepan á qué atenerse los que hubiesen
determinado penetrar en él. — En su inte-
rior todo es fiesta y jolgorio; y ya lavadas,
refrigeradas y de nuevo envueltas las mu-
jeres en blancos peinadores, descansan de
las fatigas inherentes á un baño oriental,
saboreando el perfumado moka, fumando
escuchando las melo-
olorosos cigarrillos, y
días de las cantadoras que en dulces ende-
chas pintan el amor y las aspiraciones del
alma enamorada, el cumplimiento del deseo
EL AGUADOR de mucho tiempo sentido, y las dulzuras
del matrimonio. A las más famosas de esas artistas se las paga á precio de oro: ocasión
tendremos de encontrarlas de nuevo cuando recorramos las comarcas del Egipto superior, y
entonces nos ocuparemos de ellas con la detención que merecen.
Después de esto vuelven á vestirse y se entregan á los juegos y diversiones con tal
entusiasmo y ardor, que desde la
calle se perciben las risotadas. De
esta manera pasan muchas horas
en el baño hasta tanto que, acercán-
dose la hora de comer, regresan á la
casa con el mismo orden é idéntico
acompañamiento, y ya en ella cele-
bran la fiesta con un banquete en
que todos toman parte, al cual no
puede faltar el acompañamiento de
música y canto. Levantados los
manteles toma la novia un pedazo
de pasta de lienné sobre la cual cada
uno de los convidados fija una mo-
neda de oro de mayor ó menor valor, VASIJAS ARABES DE METAL