Page 141 - Egipto TOMO 2
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EL CABRO                    141
             acostarse, á fin de reparar por medio del reposo las fuerzas perdidas en  la  vigilia? Este
             es el partido que se toma, y al dejar el lecho para la oración del medio dia, no hay quien
             tenga alientos para dedicarse á un trabajo que hace indispensable la energía agotada en las
             disipaciones de la noche. Fatigados y con la cabeza pesada, los comerciantes se dirigen á los
             bazares donde se sientan, seguros de que no ha de haber quien los saque de sus contem-
             placiones, lo mismo que los empleados, que permanecen mano sobre mano en sus respectivas
             oficinas.  El hambre, la sed, la privación del tabaco producen su efecto, y el mal humor, que
             jamás  se  deja sentir entre  los  fieles, apodérase  de  ellos durante  «el bendito mes de
             »Ramadan.» Y en tanto el dia sigue su curso, y antes aún de que el sol llegue á su ocaso,
             se cierra la tienda, abandónase la oficina v
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             empléase  el tiempo  en  liar  el  apetecido
             cigarrillo y en refrescar el agua reparadora.
             En todas partes vense grupos de personas
             que con el apagado cigarro entre los dedos
             permanecen ante los aguaduchos, los cafés,
             y las fuentes públicas. Grandes y pequeños
             aguardan impacientes el instante en que Dios
             les ha de librar de la pesada carga del ayuno.
             Al cabo retumba en la ciudadela el cañonazo
             que anuncia haber desaparecido  el sol del
              horizonte; de todos los pechos escapa un ah
             de satisfacción; llévase á la boca el frasco ó
             calabaza, y pasados breves instantes vense
             doquier espirales  de humo procedentes de
             pipas y cigarros.  Jóvenes y ancianos toman
             por asalto los refrigerantes frutos que llenan
             los cestos de los vendedores de naranjas; el
             cafetero podría doblar el número de sus tazas
                                                 CASA CON TIENDA DE COMESTIBLES.
             v el de sus servidores, pues todo lo que ha
             tenido  el dia de monótono y enojoso, ha de tener la noche de alegre y regocijada. Para
             empezar, atiéndese al estómago, puesto á prueba durante el dia, por medio de una abundante
             y  suculenta comida, v como debe procederse con prudencia, tratándose de gentes que están
              pereciendo de hambre, comiénzase, para hacer boca, por algunas frutas, que hacen oficio de
             encurtidos,  tales como nueces, avellanas, higos y dátiles, y después de rezada la oración
              de la noche, se emprende con la comida propiamente dicha, compuesta de platos fuertes y
              sustanciosos. En  ella abundan más que de ordinario los dulces y golosinas, y quien de ella
              ha participado una vez siquiera, recuerda con placer ciertos platos, especialmente el kunafeh
              v el kataif. es decir, los albaricoques azucarados ó reducidos á pasta y los demás dulces,
             compotas y  confituras que no faltan jamás en la despensa de los hacendosos cairotas, ó en
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