Page 144 - Egipto TOMO 2
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EL CAIRO 145
ochenta dias sin la menor oposición; mas al cabo de ellos, habiendo concedido su mano y al
par que ésta el trono al emir Eibek (Izz-ed-din), volvió de nuevo á la vida tranquila del
harem. A dicha mujer deben los cairotas una de las fiestas más importantes entre las que
actualmente se celebran, la llamada Makhmal, litera. Dicha mujer fué en
es decir, de la
peregrinación á la Meca, en una magnífica litera conducida por camellos, y posteriormente,
en conmemoración de este hecho, como manifestación de su dignidad real, los señores del
Egipto enviaron anualmente una litera con la gran caravana que parte á los lugares
santos. Conquistado el Egipto por el sultán Selim, hízose especial empeño en conservar tan
peregrina costumbre que sin interrupción alguna ha seguido hasta el actual virey. Al
Makhmal acompaña la alcatifa que el jetife envía anualmente á la Caba en nombre y
representación, ó mejor, haciendo las veces de Sultán otomano. Las fiestas verificadas
con motivo de la partida de tales objetos, y las relativas á la marcha de la caravana, se
celebran en una série no interrumpida de dias, y como vale la pena el espectáculo que
ofrecen , presumimos que nuestros lectores no han de tomar á mal que asistamos á ellas,
siquiera debamos demorar un tanto nuestro viaje al Egipto superior.
La alfombra referida fabrícase en el interior de la ciudadela: para coserla y doblarla
debidamente se lleva á un lugar sagrado, que es la mezquita de Hussein, y el acto de la
,
traslación da lugar á una fiesta, tanto más justificada, cuanto que los que contemplan tan rico
presente no han de volverlo á ver, como no sea emprendiendo la peregrinación á la Meca.
Los tapices de la Caba, la kisuéh, se componen de tres partes completamente distintas,
á saber: las colgaduras propiamente dichas, destinadas á las cuatro paredes del santuario
cúbico; la ancha cenefa que las rodea, y el telo, es decir, la antepuerta. Desde luego desfilan
ante nosotros, conducidos sin aparato alguno sobre el lomo de pacíficos jumentos, los
pesados rollos de alfombra cuyo conjunto ha de formar la tapicería. Para la kisuéh elígese
una especie de brocado recio y tupido, de color oscuro, sobre el cual se trazan sentencias del
Coran entreveradas de arabescos, cuidadosamente bordados con sedas de colores. En el
instante en que pasa el riquísimo presente, debido á la piedad y munificencia reales, la
muchedumbre, y en especial las mujeres, lanzan exclamaciones de júbilo, que aumentan en
cuanto uno después de otro aparecen los cuatro fragmentos de la tapicería que han de formar
el marco ó guarnición, con sus versículos del Coran en letras de oro, y sus arabescos de
seda primorosamente bordados y de riqueza extraordinaria. Éstos los conducen los hombres
en andas de madera. En pos, y sin orden ni concierto, marchan los que han trabajado ó han
de trabajar en la disposición del kisuéh, y por último, diferentes personajes á cual más
extraños, que excitan extraordinariamente nuestra curiosidad. De otros se nos ha hablado,
que no veremos hoy; pero que podremos contemplar cómodamente dentro de dos ó tres
semanas, es decir, el dia en que tenga lugar la partida.
En tanto que en la mezquita de Hussein se trabaja en cortar, coser y doblar la tapicería,
los peregrinos que han de formar la caravana van reuniéndose en la plaza existente
debajo de la ciudadela. Al tocar á su término el mes de Sahual, todo se halla dispuesto