Page 163 - Egipto TOMO 2
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PARTIDA PARA EL EGIPTO SUPERIOR
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permanecen valiéndose al efecto de un grito especial. Lañe tuvo la curiosidad de recoger
las distintas palabras que pronuncian, merced á lo cual se han hecho célebres muchos de
esos gritos de la calle. Así el vendedor de alfónsigos se dirige á la parroquiana diciendo:
con el sudor del Profeta ha florecido.» Tales gritos son sólo
«La rosa era pura espina, y
inteligibles á las gentes acostumbradas al dialecto popular de los cairotas, pues lo mismo que
el ojo, el oido no puede aquí aplicarse sin distracción á una cosa solee, siendo no ménos
difícil que determinar los diferentes tipos que pueblan la calle, desenredar la confusa madeja
de sones que llenan el ambiente del Muski.
Mas la hora en que la concurrencia llega á su punto más elevado es á eso de la una de la
tarde. En ella puede decirse que circula debajo de nuestros pies un verdadero lago de turban-
tes blancos v de diferentes
o
colores, y de la misma ma-
nera que sobre la superficie
del mar se ven los buques
de diferentes especies, distín-
guense en medio de aquélla
largas hileras de camellos;
carrozas lanzadas á escape,
á las cuales abren paso los
ligeros corredores que las
preceden: arrogantes jinetes
que montan soberbios caba-
llos cortejos fúnebres y
;
comitivas de bodas que dejan
oir sus regocijados cantos y
sus fúnebres lamentaciones.
El borriquero del europeo
que montado en su rucio
procura atravesar la agitada
muchedumbre, debe estar gritando continuamente: riglak, shemalak , ó yeminak, que quiere
decir, tu pié, tu derecha, tu izquierda. El cambista judío, sarraf , metido en el nicho que le
sirve de despacho, llama la atención del transeúnte haciendo sonar sus monedas, al paso
que procura tener su mercancía á cubierto de ataques imprevistos. No hay para qué decir
que en su menguada mesa son admitidas las monedas todas del mundo conocido, pues así
como en el Muski se hallan representados todos los pueblos, y todas las razas, y todos los
colores, v todos los idiomas de la tierra, con sus diferentes trajes más ó ménos pintorescos,
de los cuales tenemos formada idea por las mascaradas y las prendas de vestir puestas en
tiendas y almacenes, en el comercio del Cairo circulan las piezas que en su superficie llevan
grabados los bustos de todos los soberanos del mundo: piastras turcas y egipcias; francos y