Page 221 - Egipto TOMO 2
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HASTA TEBAS 223
á los parientes y amigos de los culpables , que fueron condenados por centenares á trabajos
forzados cuando no pagaron con la vida su desmán. La descripción que de tan horribles
escenas hace lady Duff Gordon hiere el alma, Se dice que Aehmed Tajjid fué decapitado;
pero los felahes están en la creencia de que vive , y que se puso en salvo huyendo á
Abisinia. De aquí un verdadero ciclo de leyen-
das, á cual más romancescas y peregrinas, en
las cuales se habla del jefe desaparecido como
de un Mesías cuyo próximo advenimiento
se espera.
Más allá del Gau occidental, fué preciso
halar de nuevo la embarcación contra el viento
y la corriente. Entre tanto recorríamos á pié
el camino yendo de una á otra aldea con la
escopeta á la espalda, aprovechando cuantas
ocasiones se nos ofrecían, que no eran pocas,
para derribar los patos silvestres que, confiados,
se bañaban en las apacibles aguas de un canal,
ó las tiernas tortolillas que se alejaban de nos-
otros volando de una á otra palmera. La caza
fué tan abundante que apénas podía con la
carga el marinero que nos acompañaba. Las
tórtolas que conservamos nosotros en el inte-
rior de las pajareras, abundan extraordinaria-
mente en estas comarcas, ostentando su negro
collarín sobre el delicado plumaje que las cubre.
Viajando cabe el Nilo, place más encontrarlas
acompañadas de sabrosas aceitunas, en uno de
los apetitosos pasteles que tan hábilmente con-
fecciona nuestro morenillo cocinero. Algo de
alondras patos etc. — sabe
,
caza, — becada , ,
muv bien cuando se está harto de mascar caí —
UN NIÑO FELAII CON SUS GUARDIaS DE CORPS
gallinas. En cuanto á buey es
ñero, pollos y
difícil encontrarlo hasta en las grandes ciudades, por lo mismo que los árabes, en general
juzgan su carne malsana.
Después de una larga caminata á través de una comarca llana y por demás monótona,
llegamos á Sohag, una de las poblaciones importantes del alto Egipto: era casualmente
el dia en que se celebraba el mercado semanal, y nos dimos el placer de comprar nosotros
mismos nuestras provisiones. Lo que más llamó nuestra atención fueron los pavos que
venden las mujeres v las muchachas felahes: por los mayores no piden más que una cantidad