Page 218 - Egipto TOMO 2
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abono para sus tierras, no obstante haberse calculado que gastan más de lo que podrian
producir en las circunstancias más favorables; pero es inútil demostrárselo al campesino, que
aferrado á las antiguas prácticas, no sabe desprenderse de la rutina, por más que le resulte
perjudicial para sus propios intereses. Es esto tan cierto que el felah de nuestros dias, no
obstante los adelantos y el perfeccionamiento introducidos en las labores agrícolas y en los
instrumentos inventados para realizarlas , se vale aún de los mismos aperos y de procedi-
mientos idénticos á los que empleaban sus predecesores de la época faraónica, hasta el
extremo de no emplear las carretas para el transporte de las mieses, sino los hombres que se
las cargan á cuestas, ó cuando más los asnos ó los camellos. ¿Qué más? para la trilla se
valen aún de la antiquísima máquina llamada noreg, cuyo herraje redondeado, si bien
tritura la paja.
separa el grano de la espiga, machaca y Existe en Tébas un cuadro que
demuestra que los antiguos egipcios empleaban los caballos en el arrastre; pero hoy no
existe en Egipto un solo animal de esta especie empleado en el tiro: todos sirven únicamente
como bestias de carga.
La expedición de Rohlfs á los oasis del desierto líbico encontróse en Siut en la época en
que nosotros estábamos visitando dicha ciudad, y merced á semejante circunstancia pudimos
adquirir importantes noticias respecto de las plantas que se cultivan en esta región , noticias
cuya exactitud es indubitable, pues son de ella garantía los conocimientos y justa nombradía
que disfruta el botánico Ascherson.
Los campos de trigo, cebada y trébol presentan el aspecto más agradable: nos hallamos
precisamente en la época que los tallos comienzan á brotar del suelo, y su matiz, de un bri-
llante color de esmeralda, produce un hermoso contraste con el tinte sombrío de los campos
destinados al cultivo de la caña dulce, v del color oscuro de la tierra. La cosecha del durrah
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se halla terminada; pero como además de esto se cultivan en los campos la adormidera, la
cebolla, las habichuelas y la lenteja, y en los jardines y huertas el tomate, la berengena, el
el anís, el cilantro, la albahaca, el cohombro
pimiento encarnado (colocasia antiquorum ),
(luffa cegiptiaca) y también el lino, el cáñamo, el maíz, el altramuz, el azafra n, el índigo y el
tabaco, el suelo jamás se halla desnudo de vegetación. Añádase á esto que los alrededores de
Siut están llenos de árboles frutales que constituyen el adorno más preciado de los espaciosos
caminos: en todas partes se ven datileras y palmeras dum, naranjos y limoneros cubiertos de
aromáticas flores y de preciados frutos, y en los jardines principalmente, higueras, morales,
ojiacantos (nabak y granados. Al lado de la acacia, naturalizada en Egipto desde los
tiempos más remotos, á juzgar por los racimos de sus desmayadas flores que se hallan
representados en los jeroglíficos, y por el nombre sunt, tomado del idioma antiguo, con que
se la distingue Q se encuentra la acacia Farnesiana, originaria de América, con sus flores
que despiden el perfume de la violeta: el lebacli, que hemos visto ya en la Delta, confunde
su sombra con la del sicomoro, ménos espesa por lo desmayado del ramaje. G. Rohlfs
1 Acacia nilótica; en egipcio antiguo shuti.